Atrapada en el tiempo

Leí el post de S.M. sobre el libre albedrío justo cuando no había transcurrido un día desde que el Destino se había reído en mi cara una vez más. Como Telémaco, estoy atrapada en la maldición de la piedra de Sísifo, que me encadena a una vida tan recurrente como la del personaje Phil Connors en la película El día de la Marmota.

Me gusta ser dueña de mi vida, me irrita que otros decidan por mi. Mi condición de Capricornio, símbolo de tierra donde los haya, me hace tener los pies en el suelo y la cabeza pensando en mi plan estratégico vital. Mi carácter perseverante me ayuda a caminar por la senda trazada. Sin embargo, el resultado es volver al punto de partida aún caminando en línea recta.

Me cuesta creer que sea fruto de la casualidad que cualquier plan destinado a salir de mi entorno me lleve a permanecer en él, con los mismos personajes y en las mismas circunstancias que me han incitado a la huida.

He ido cambiando mi actitud en cada una de las iteraciones pasando de la rebeldía inicial a escuchar los consejos de mi amiga Pi que me sugería que lo aceptase para que finalmente se diluyese. Pero en la última iteración, cuando daba todo por concluido y había señales de una nueva vida, he vuelto a ver la sonrisa de profiden de mi Destino y he escuchado las carcajadas de mis amigos, que incrédulos, lloraban de la risa.

Me voy a hacer mirar esto del Karma y ya tengo cita con una especialista esotérica. Mientras, voy a precisar de esta medicina que circula por Internet para relajarme un poco.

Lula

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