Interneeeeeeet!

Año nuevo, vida nueva. Adiós Saturno S.A ., hola Universidad

Martes y trece, 9:30 a.m.

Con un frío glacial, con la nieve aún presente en las zonas umbrías del Campus, me dispuse a tomar posesión del despacho de asociada que comparto con tropecientos profesores.

Me encontré dentro de un despacho espacioso, con grandes ventanales protegidos por una reja monacal que deja ver la vida que transcurre en el Campus. El mobiliario, consistente en unas mesas negras y estanterías de madera, está dispuesto contra la pared salvo una mesa de reuniones situada junto a los ventanales. El despacho estaba vacío, no se veían signos de vida laboral, no había libros en los estantes, ni papeles, ni elementos de escritorio sobre las mesas, ni bolígrafos, estaba por estrenar. El equipamiento de telecomunicaciones era minimal: un ordenador de cierta edad sin conectar a la red y un teléfono domo de número desconocido.

Entré decidida a instalarme con mi portátil Towando, elegí la mesa de reuniones por ser la más grande y desplegué mis gadgets sobre ella. Encendí a Towando y me dispuse a buscar un punto de acceso Wi-Fi. El primer tropiezo fue que la Wi-Fi del Departamento no funcionaba. Como segunda alternativa me conecté a la Wi-Fi general de la Universidad, pero, ¡Oh, sorpresa! no entraba a mi correo de gmail, ni en el de la Universidad. Llamé al soporte del Departamento y no me cogieron el teléfono, subí a su despacho pero encontré la puerta cerrada. Me sentí aislada y a punto de emitir el grito Mojamuto : Interneeeeeeet!

Me fui a desayunar con un profesor que conocía y le conté mis cuitas de conexión. Me sugirió que me conectase por la Wi-Fi eduroam, y me pasó el enlace con el procedimiento de configuración del servicio. Pude acceder a las instrucciones pero ¡Maldición! para que me funcionase el servicio tenía que cambiar mi contraseña del correo y no me dejaba entrar. Para más INRI durante estos intentos de conexión se fue la luz por dos veces y por supuesto mi portátil no tenía puesta la batería(1). Ante este deadlock me marché a mi casa para poder poner un correo a los de soporte.

Ya en casa, tras meterme en el papel de Calimero, envié un e-mail lastimero de petición de ayuda y al día siguiente me sacaron de mi aislamiento, desde el que pude darme de alta en eduroam. Al final todo tenía su explicación, me contaron la idiosincrasia de la Wi-Fi general (1) y que encontré la puerta del despacho de soporte cerrada porque la confundí con la sala de ordenadores(3).

En mi nueva vida, por las mañanas habito el despacho, antes vacío e incomunicando, y ahora con un germen de vida doctoral.

Lula

Más relatos de Lula, pulsar aquí
e-mail de contacto: seccionfemenina@gmail.com

Versión blog aquí

(1) Soy miserable con el uso de la batería para que me dure más tiempo. Cuando se va la luz tomo conciencia de mis miserias.
(2) Es difícil conocer la mente del administrador de la Wi-Fi general de la Universidad. Tiene filtrado el acceso al https, lo que impide acceder a cualquier aplicación que requiera autentificación segura. Se puede acceder a las páginas webs abiertas pero no se puede leer el correo de la Universidad. ¿Para qué sirve entonces este Wi-Fi? ¿para leer El País?
(3) Esto de ser nueva tiene estos inconvenientes