Tiene gracia que en una comedia cuyo protagonista es un guionista, el guión sea tan malo. Los actores hacen lo que pueden pero es que hay frases que no las salva nadie. Arranca con cierta gracia pero a la mitad se le acaban los chistes y no encuentra con qué rellenar.
Una pena.

No hace mucho oí una entrevista al director sobre la película en la radio, contaba que tras haber madurado el tema se fue a Gijón en el 2000 cuando los trabajadores de Naval Gijón se encerraron en los astilleros reclamando la readmisión de 80 despedidos y que aquella experiencia había cambiado su visión del trabajo y del paro. De allí se trajo la anécdota, los tipos y las ideas, ideas tan antiguas que suenan nuevas para los jóvenes como él mismo, el trabajo hay que cuidarlo porque no nos pertenece, cuando se pierde un puesto de trabajo se pierde para las generaciones futuras.
Aquel año se fueron 80 a la calle y al año siguiente cerraron el astillero, donde antes había gruas, ruido y chispas, ahora hay playas donde pasar los lunes al sol.