Al buen tiempo mala cara

Ilustración de: Lorioz

Llevamos cuatro días de buen tiempo y yo ya empiezo a tener pesadillas con mi culo, mis brazos, la talla 40, el bikini, la depilación definitiva, la firmeza de mis carnes y a despertarme sudando en medio de la noche acordándome de la abuela de la Madre Naturaleza, que más que madre, es Madrastra, porque mira que es vil y cruel con las mujeres.

Aparte del hecho de vivir en las Afortunadas que, aunque suene a chufla, es una faena porque tenemos menos meses para prepararnos para la temida "operación verano", porque a estas alturas del año ya anda todo el mundo con tirantes y sin medias y yo al borde del ataque de nervios.

Cuando era más joven me importaba un pito que llegara el calor y me pillara con estos pelos porque con el buen tiempo que tenemos por aquí siempre me podía dar una escapada al sur de la isla a tostarme un poco y mantener el tipo durante todo el año, además de que hacía más ejercicio a diario y bueno, cuando llegaba el temido mes no había mayores problemas a la hora de colocarme una faldita corta o lo que fuera.

Pero en los últimos diez años mi trasero le ha tomado gusto a la silla de la oficina, de tal modo que a veces creo que se está mimetizando con ella porque hay días que me parece que está igual de cuadrado, y esta barriguilla tonta que se me ha instalado debajo del ombligo y que por muchos abdominales que haga ahí sigue, y estos brazos que se me ponen, que parezco Stallone entrenando para la siguiente entrega de Rocky , vamos, un cuadro de Boticcelli.

Yo me suelo apuntar a TODO lo que digan que ayuda a estar como una portada de revista: tengo cremas anticelulíticas, reductoras y reafirmantes, con autobronceador y sin él, un aparato de electrodos que te los pones en todo el cuerpo mientras ves la tv y te reafirma las carnes, otro para hacerte masajes de drenaje linfático, uno que riza el pelo y otro que lo alisa, porque es bonito cambiar el look y aparecer diferente de vez en cuando. En la ducha tengo maquinilla de afeitar para las axilas, también piedra pómez y guante de crin, mascarilla de aguacate para el pelo y de aloe para la cara, y fuera de la ducha tengo cera caliente para el bigotillo, pinzas para las cejas y otro cacharro para depilar las piernas.

En medio del salón de mi casa hay un aparato elíptico que me costó un huevo y que utilizo para colgar el bolso cuando entro por la puerta, y que dicen que funciona (de hecho el amigo Mancho, ¿le recuerdan?, tiene uno y bajó no sé cuántos kilos haciéndolo a diario) y que yo uso algún domingo animada por mi chico y por los remordimientos de conciencia de la panzada de tortilla que me he pegado; también me compré un elástico para hacer ejercicios con los brazos al estilo Pilates, y ahí junto al reproductor de dvd hay una pila de cds de ejercicios, que si con la Schiffer , con la Crawford y con la de Los Vigilantes de la Playa .

Para animar más la cosa, mi compañera de trabajo y yo nos apuntamos al gimnasio hace dos meses, pero como íbamos a horas distintas, no duramos mucho ninguna de las dos; el primer día yo hice una sesión de Body Pump que casi me hizo fibrilar y entre que era un jueves y que al día siguiente me dio un ataque de alergia porque se adelantó la primavera, estuve cuatro días sin volver por allí; cuatro días que me tenían que levantar de la cama con una grúa Caterpillar porque no podía ni con mi alma!!!

Hay días, los que menos, que me miro al espejo y digo "bien, todo este arsenal funciona y algún día estaré perfecta"; pero la mayoría del tiempo me miro al espejo y pienso que lo mejor sería meterme directamente en un quirófano y que me hicieran un completo , de la barbilla para abajo, un recogido de esos que te dejan el ombligo entre los hombros, tipo folclórica añosa.

Pero como el que no se consuela es porque no le sale de las narices, en esos días terribles me vienen frases de mi chico del estilo " yo quiero envejecer con una mujer que envejezca, no con una muñeca estirada ", o " si vivieras de tu físico estarías ocho horas diarias dedicada a él y no sentada delante de un ordenador ", etc., pero claro, a él la barriguilla le hace hasta gracioso, las canas le sientan de vicio, las arrugas le dan un aspecto tan interesante, y sobre todo, por encima de todo, si él hace dos abdominales se le queda el vientre plano, si coge las pesas una tarde se le marcan unos brazos estupendos y si corre cinco kilómetros durante una semana seguida se le tonifican hasta las orejas!!

Rebecuqui

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