Alegoría

"Alegoría Marítima de la Monarquía Española"
Óleo, dimensiones colosales.
Vestíbulo del hotel Príncipe Felipe, Albolote (Granada)
Últimos años del s. XX. Firmado por A. Diego
Valor de mercado: Incalculable.


Nos encontramos ante una obra ecléctica de carácter alegórico, que representa la transmisión de la prudencia y sabiduría reales del monarca al joven príncipe.

Sobre un fondo marino, dominado por los colores fríos, destacan las figuras del Rey y de don Felipe. Su Majestad aparece en atuendo civil, y siguiendo la norma del imperio medio egipcio, el cuerpo, rígido como una columna, se presenta en perspectiva frontal, mientras la cabeza aparece casi de perfil. Esto significa que el pintor tiene un gran respeto por la monarquía.

No obstante, comprendemos en seguida que es una obra contemporánea puesto que no hay concesiones a la perspectiva matemática, múltiples ejes de fuga imprimen dramatismo dinámico a la escena, de tal modo que los hombros del monarca parecen inclinarse peligrosamente hacia su lado izquierdo. Los brazos, como cosidos por las mangas hasta los codos, son muy expresivos. El izquierdo, entre paralítico y subdimensionado, ocupa una posición que representa un atávico modo de testificar para dar cuenta al mundo de lo que apunta lo mano derecha.

Una paloma y un halcón, como salidos de la consulta del taxidermista, sostienen una cinta que dice "Vela para que los fines del estado se supediten a la dignidad de los hombres". En principio, podría parecer que este discurso lo ha escrito de una forma increíble el rey (siempre se ve el texto de la cinta por más retorcida que esté), pero para los conocedores del arte occidental está claro que se trata de un texto divino. La escena es una teofanía, compuesta a imagen del "Bautismo de Cristo", de Piero della Francesca. El sol representa la divinidad, la paloma al espíritu santo, el príncipe ocupa la posición de Cristo y el monarca la de San Juan Bautista y en lugar de Jordán tenemos el océano, que es más grande. Así sabemos, que lo que transmiten la paloma y el halcón (otra alegoría bíblica) es un fragmento de divina sabiduría que el padre revela al hijo.

Don Felipe, juvenil y animoso, guía con pulso firme el timón de la nave del estado, anclado en un eje de rotación imaginario que interesa la zona del bajo vientre. El cuerpo no parece corresponder demasiado bien con la cabeza, como si hubiese habido un trasplante pictórico, ya que la mirada no coincide con la del rey. El efecto "Brazos ortopédicos" se repite aunque sin tanto ímpetu. La figura de don Felipe es un híbrido entre San Sebastián de Mantegna, los esclavos moribundos de Buonarotti y el Chanquete de Verano Azul. Algunos de los expertos que han visto el cuadro aseguran además que hay influencias del icono gay "Tom de Finlandia" mas dudamos de tan rebuscada apreciación.

A sus pies se encuentra la urna, símbolo de la soberanía popular con una papeleta que dice:
DEMOCRACIA SI = LIBERTAD BIEN ENTENDIDA, BIENESTAR BIEN LOGRADO
La profundidad de este pensamiento escapa a la lógica glosadora de este humilde criticón.

A la derecha del rey, representando la tradición y la historia las tres carabelas marchan sobre el azul del mar y el caminar del sol a descubrir nuevos mundos. A la izquierda del príncipe, como símbolos de la modernidad el buque escuela "Juan Sebastián Elcano" navega en rumbo de colisión hacia un velero de regatas con dos pijos representados de espaldas y el emblema del Comité Olímpico Español en las velas. Hermosa evocación de la máxima futurista de "prefiero un Ferrari a la Venus de Milo".

En resumen, se trata de una obra maestra, que debería figurar junto con la Alhambra y la Catedral en los circuitos turísticos de Granada

Erwin Foskyto

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