Alzheimer

Cuando éramos chicas nos pasábamos los dos meses libres del verano en Saltillo, en casa de mis abuelos; nunca voy a olvidar esos mejores años de mi niñez. Abuela nos atendía a cuerpo de reina y Abuelo nos contaba historias de dragones y príncipes las 24 horas del día; para nosotras ellos fueron los mejores abuelos.

Mientras una es chica, no percibe muchas cosas de las relaciones humanas y menos de las relaciones entre parejas; para mí, mis abuelos eran mis abuelos y nada más. Al ir creciendo fui dándome cuenta de que entre ellos había una relación extraña; Abuelo estaba convencido de que ella había nacido para servirle y ella lo amaba de manera in-entendible; creo que - si él se lo hubiera pedido - ella hubiera besado el piso donde él se paraba.

"Prepárame el traje pardito ése que me gusta tanto" (era daltónico según dice mamá).
"Tú solo dices tonterías!!"
"Naciste para servirme"
"Tu madre NUNCA vendrá a vivir en esta casa mientras yo viva"
"Hazme algo sencillo para comer, quizá una ensalada de pollo"
"Aquí mando yo, después yo y al último yo"
"Péinate y cámbiate para salir, te ves muy mal"

.eran unas de las múltiples frases que escuchamos mis hermanas y yo durante los años que nos tocó compartir con ellos.

Abuela empezó a dejar de escuchar. ¿Quién quiere oír frases humillantes toda la vida? Y después, su sordera también era motivo de reproches. A veces, ella inventaba cosas para que Abuelo no le regañara por haber "cometido una falta" o gastado dinero de más; pero cuando él se daba cuenta, tremenda regañiza le propinaba y mi abuela cada vez se metía más en su mundo interior.

Un día 30 de Diciembre de hace pocos años, mi abuelo murió y la abuela a sus ochenta y cinco años fue una mujer libre por primera vez.

Libre para andar en bata el Domingo si le apetecía; libre para escoger la comida que comería ese día; libre para no ponerse el aparato de oído, libre para gastar el dinero de su pensión y la de mi abuelo (lo primero que hizo fue comprarse una lavadora de ropa que parece sacada de una nave espacial); libre para viajar a donde ella deseara.libre de pensar sus propios pensamientos sin sentirse culpable.PERO ya era muy tarde.

Abuela había desarrollado el mal del stress y de la mala alimentación, el mal de las personas que se aíslan, el mal de quienes les falta amor; el alzheimer. En tres años su deterioro ha ido de cero a un 50%.

Hoy Abuela está medio acá y medio allá. Recuerda lo que le gusta, a veces se pone agresiva, a veces inventa recuerdos o se aísla en su mundo viendo hacia adentro de sí misma mientras frota sus dedos índice y pulgar dibujando círculos entre ellos.

Mi amiga Alice, tiene a su vez una amiga que también es médica que desde hace muchos años tiene a su cargo un pequeño hospitalito-casa de reposo de pacientes con alzheimer; Yael - como se llama ella - ha descubierto que con mucho amor, atención, estímulo y alimentación rica en ácidos omega 3, sus pacientes han evolucionado muchísimo y aun aquellos que llegaban sin hablar o que eran sumamente agresivos, hoy han mejorado muchísimo sin medicamentos de por medio.

Ella ha encontrado que principalmente las mujeres que han sufrido MUCHO STRESS en su vida y han sido sometidas a vidas no deseadas o faltas de amor, son altamente propensas a sufrir este mal que es irreversible pero que se puede estacionar - para que no se sigan deteriorando - y darle al paciente una mejor calidad de vida dentro del cuadro médico existente.

Yael vive en Monterrey, México y asiste regularmente a todo el mundo para platicar de sus experiencias médicas con este tipo de pacientes.

Alejandra Ruiz Esparza
Monterrey Nuevo León.

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e-mail de contacto: aruizesparza@hotmail.com

*Residencia Alzheimer de la Dra Yael A.C. Argentina No. 292 cruz con Venezuela, Col. Vista Hermosa, Monterrey, Nuevo León, México. C.P.64620, Tel. (81)83470172