Casarse pronto y mal

Como ya escribió Don Mariano José Larra, seguro que con conocimiento de causa, cuando llevaba tres años de casado, le faltaban dos para dejar de estarlo y a la tierna edad de 23 años:

Esta masa, que se llama despreocupada en nuestro país, no es, pues, más que el eco, la última palabra de Francia no más, Para esta clase hemos escrito nuestro artículo; hemos pintado los resultados de esta despreocupación superficial de querer tomar simplemente los efectos sin acordarse de que es preciso empezar por las causas; de intentar, en fin, subir la escalera a tramos; subámosla tranquilos, escalón por escalón, si queremos llegar arriba.

Dejemos atrás la época de Don Mariano, donde el que no se moría por tísico, se batía en duelo o se descerrajaba un tiro por cualquier contrariedad, ya que le podríamos dar ideas a los actuales responsables de las jubilaciones. Ahora que la esperanza de vida se alarga (sobre todo en las mujeres), tenemos tiempo para todo, para estudiar, para trabajar, para independizarnos. El ciclo normal de toda persona humana femenina consiste en:
nacimiento -> guardería, parvulitos -> la ESO -> el bachiller o FP -> Universidad o curro -> independencia de la familia.

Desde el nacimiento a la independencia, según las estadísticas, transcurren 30 años de media, y ésta surge por los siguientes motivos:

  • independencia económica
  • por tener pareja (menuda independencia)
  • por montarse la casa por el morro mediante una lista de bodas

¿Qué ocurre cuando la familia modelo de España, completamente centrada, interrumpe este ciclo para salirse de la campana de Carl Friedrich Gauss por el motivo número 3?
En principio parece un síntoma de sofisticación el comportarse de forma diferente a las masas, pero bien analizado resulta totalmente vulgar casarse a los 20 años, ya que denota una escala de valores arcaica y una falta de responsabilidad para formarse adecuadamente; en definitiva, una talibanización tan poco de moda hoy en día.
Doña Ana, que controla a ese señor que nos manda a todos, no ha sabido controlar a su hija, ni medir las consecuencias de esta boda en el progreso y mejora de la situación de la mujer. ¿Cómo va a constituirse en la imagen de la mujer de centro progresista cuando casa a su hija en una edad que ni en el desierto de Nijar?.

Desde el anuncio de esta boda la imagen de Doña Ana se entronca con las más rancias esencias de la tradición española de la mujer-mujer (tras-el-visillo). Debiera modernizarse poniéndose una boina y unos pololos para hacer footing, igualándose así en dinamismo y audacia a esas mujeres de la Sección Femenina.

Lula

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Agradecimientos

  • A Guillermo, por darme la oportunidad de publicar en estas magnificas páginas, sin que hayan mediado influencias ni sobornos
  • A Hall, que restando tiempo de sus actividades paternales, ha tenido la gentileza de aportar los documentos gráficos que acompañan este artículo, una labor de intensa investigación periodística como se podrá observar
  • A S.M. (no es su majestad) por corregir mis muchos defectos de puntuación, ya que escribo como pienso y no pienso con comas ni puntos.