De otro mundo

Muchas veces su padre le había querido meter miedo con esas historias absurdas de visitantes de otros mundos.

Por supuesto, para un niño grande como él, eso no era más que una burla a su inteligencia. Vamos, ¿Quién iba a creerse esas patrañas? Sólo servían como chiste cuando estaba con sus amigos.

Claro, nadie se rió cuando vieron esa cosa bajar del cielo.

De raro brillo, con muchas marcas raras y un ruido ensordecedor, la especie de nave bajó verticalmente sobre el suelo arenoso. Ellos se acercaron lo más que pudieron, tal era su curiosidad y estupidez. Escondidos tras una roca, él y sus tres amigos empezaron a ver lo que parecía ser la personificación de todo lo que se da por fantástico y falso cuando creces.

Se abre una compuerta en uno de los extremos del aparato. De ella sale una escalerilla que suavemente se deja caer sobre la tierra. A continuación, sucede lo que ellos tanto temían y al mismo tiempo esperaban de alguna manera, temblando de fascinación y espanto.

Una criatura baja del artefacto. Es blanca, tiene una piel arrugada y muy gruesa, con la cabeza redonda. Carece de rostro, en lugar de eso tiene algo parecido a un enorme ojo cristalino sin pupila que cubre casi toda la parte frontal de su cráneo. Una joroba sobresale de su espalda, llena de venas que pasan por todos lados. Sus andados son torpes, como si le costara mantener el equilibrio. Tiene un tatuaje en uno de sus brazos y en su espalda... símbolos en color rojo. Ven como bajan dos más de esos entes, y como parecen tomar algo del suelo con pequeños utensilios lustrosos.

Uno de ellos manda llamar con una rara caja a otro ente completamente diferente. Parece una especie de mascota o algo así. Horrible, con el cuerpo chato, cuadrado, y repta con dos pares de pies redondos... ellos no ven un rostro sobresaliente, sino varias protuberancias brillantes. De pronto, esta pesadilla abre sus fauces, y sus amos dejan caer en ella parte de la tierra recolectada.

¿La alimentan? ¿Qué tipo de espantoso ser se alimenta de tierra?

Los alerta el movimiento de la nave... de repente una parte de ella se abre, y sale otra cosa... esta vez no saben exactamente qué es. Tiene un tamaño dos o tres veces mayor que el de las primeras criaturas, y muchas antenas por todos lados.

Uno de los seres se monta arriba de él.

Empieza a moverlo a voluntad...

Tragan saliva. Sus músculos se contraen. ¡Los monstruos los han visto!

Ellos quedan paralizados de pavor. Uno de los visitantes los ha advertido y observa con ese ojo enorme, cristalino y reflejante, despojado de pupilas visibles. Él tampoco se mueve... está atento a sus movimientos...

Nota que los otros se están acercando al primero... ahora todos los ven...

Cielos, cielos, cielos...

Mueven la cosa cuadrada..

Cieloscieloscieloscieloscielos...

¡Corran!

Los niños saltan y corren por las arenas como poseídos. Parecen sentir como los persiguen, se imaginan miles de destinos horribles, devorados por los entes, o sus mascotas, o lo que sea... Uno de ellos tiene esa imagen impresa en su cabeza... esos símbolos, esos malditos símbolos que no sabe qué significan, pero que por alguna razón sabe que jamás podrá olvidar:

¿NASA?

La piel gris del pequeño está completamente erizada, como la de sus amigos, mientras corren desesperadamente con sus cuatro piernas. Ellos ya han extendido sus alas membranosas y empiezan a volar, levantando nubecillas de arena roja a su alrededor. Él decide hacerlo también...

¿Cómo le va a explicar esto a sus padres? ¿Quién va a creer en monstruos de otros mundos...?

Toke de fuego

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