El remolón

En mi vida laboral he conocido gente que genera poco trabajo, pero el que aquí describo se llevaría la palma de oro allí donde concursase. No se le conoce tarea realizada, sin embargo ha sobrevivido y sobrevive en una empresa privada orientada a resultados.

Nadie como él ha conseguido trasformar la maldición Divina de ganarás el pan con el sudor de tu frente, por ganarás el pan dando explicaciones. Es digno de admiración que lleve toda su vida laboral exponiendo los motivos por los que el trabajo no se ha podido realizar y siga cobrando por ello.

Su técnica depurada, basada en la sangre fría y la falta de implicación, vence cualquier iniciativa orientada a ponerle a trabajar. El secreto de su éxito radica en que sabe que nunca pasa nada, que el que no hace no yerra y que los buenos modales enfrían las situaciones más tensas.

Fui jefa suya e intenté que desarrollara las actividades que se le encomendaban, no lo conseguí ni por las buenas ni por las malas, me ganó por goleada. Ni en las discusiones más duras, en la que le recriminaba su falta de actividad, no perdía la compostura, a lo sumo daba una pausada explicación. A favor de él debo decir que, al menos aparentemente, no guardaba rencor de los epítetos que vertí hacia su persona.

Tuve menos aguante que él y cambié de actividad, dejando a otro la misión imposible de hacerle trabajar. Mi sucesor fracasó como habían fracasado los que me precedieron en el puesto, al menos en esta unanimidad en la falta de éxito encontré algún consuelo.

Cuando la crisis se instaló en nuestro sector y el ahorro de costes y la productividad eran ley, pensé que sus días estaban contados. ¡Qué equivocada estaba! Incluso en los tiempos más difíciles existen actividades de cartón-piedra, donde lo que prima es un discurso pausado y nula actividad.

Nuestro hombre encontró al fin la horma de su zapato, atrás quedaron sus antiguos jefes empeñados en hacerle trabajar y los comentarios de sus compañeros aludiendo su actitud remolona. No sin cierta admiración, le contemplamos todos los que le conocemos en su nuevo destino.

Lula

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