El reset

Según la Biblia, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. La labor de Dios la continuaron las mujeres, que siglo tras siglo, de forma inconsciente, son capaces de gestar en su vientre la vida humana. No hay nada tan sencillo y tan bonito como alojar una vida para traerla a este mundo que si bien no es perfecto, tiene algunas cosas por las que merece la pena vivir.

Cuando el hombre(1) empezó a jugar a ser Dios, creó los ordenadores, también llamados computadores. La limitación de recursos impidió a los hombres seguir los pasos de Dios y se circunscribieron a simular un cerebro humano(2). Por tanto, un ordenador es fundamentalmente un compuesto de memoria y capacidad de proceso que intenta emular el comportamiento de esa masa gris que escondemos bajo el peinado.

Para muchas personas el ordenador ha pasado a ser el compañero de fatigas, tanto en el trabajo como en casa. Se le habla, a veces con cariño otras de malos modos, se comparte mucho tiempo con él y no se concibe la vida sin su ayuda. Pocos conocen cómo funciona un ordenador por dentro y cuales son sus principios fundamentales. Lo que se ve por fuera son unas ventanas con vida propia, cada una ejecutando un programa, un teclado y un ratón con el que mangoneamos al ordenador que casi siempre nos obedece. Digo “casi siempre”, porque a veces se colapsa y empieza a funcionar despacio, despacio, hasta casi pararse.

Los programas no son perfectos, van robando poco a poco pedacitos de memoria del ordenador disminuyendo su capacidad de proceso efectivo(3) hasta límites que la paciencia no puede soportar. En ese momento es cuando se decide cortar por lo sano y hacer un "reset", cuyo significado como bien indica el glosario de Terminología Informática Tugurium, es la función hardware o software que lleva al ordenador a situarse en un estado inicial, restaurando todas las variables y dispositivos con sus valores iniciales. En esto, los ordenadores emulan perfectamente al cerebro humano, que también se colapsa, aunque por otros motivos.

El cerebro humano no tiene programas que mermen sus recursos, a cambio alberga otras entidades, no sabemos dónde, como el miedo, la ansiedad, la ambición, la vanidad…, que disminuyen considerablemente la capacidad de análisis y hace que no razonemos con claridad. Lamentablemente, a Dios se le olvidó poner un botón de "reset" en nuestro cerebro y es muy difícil volver a una situación inicial en caso de síncope. No obstante, subyace algo parecido a un ¡BASTA YA!, que nos permite salir del colapso cerebral ante situaciones límite. Lo malo es lo mucho que se sufre hasta que se llega a ese punto, pudiendo haber "reseteado" cuando empieza la distorsión.

Los hombres crearon un mecanismo para que los ordenadores no se puedan colapsar llamado "wacth-dog", que se puede traducir como "perro guardián" y que en algunos casos se le llama familiarmente "perro". Este mecanismo consiste en que el ordenador debe acceder a una posición de memoria con una frecuencia determinada y si no lo hace se le supone demencia computacional y se le aplica automáticamente un "reset" para que vuelva a su ser. Esto, que en principio parece sencillo, da lugar a eternas discusiones entre los diseñadores de ordenadores sobre el circuito de reset ya que siempre se plantea quién resetea al reset, en línea con la duda existencial de qué fue primero, la gallina o el huevo.

Dios tampoco puso el mecanismo de "wacth-dog" en nuestro cerebro, como consecuencia han surgido profesiones como la Psiquiatría o la Sicología que intentan aplicar paños calientes a las mentes colapsadas, pero que desconocen cómo suministrar un “reset” en toda regla. Por eso, para no llegar a situaciones límite, es preciso utilizar mecanismos de "wacth-dog” preventivos. En vez de acceder a una posición de memoria con una frecuencia determinada, se deben realizar, cada uno con una cadencia determinada, algunas preguntas como:

¿Me siento bien con lo que hago?, si se responde negativamente, se debe pasar a las siguientes preguntas: ¿por qué lo hago?, ¿para qué lo hago?, ¿qué pierdo si no lo hago?. Si en ese punto se percibe un cierto alivio al comprobar que se está en un callejón, pero que tiene salida, es el momento del “reset”, de volver a empezar de nuevo, sin miedo.

Lula

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(1) Hablo del hombre en el sentido genérico, pero fue una mujer Lady Ada Byron, hija del ilustre poeta Lord Byron, quien inventó el concepto de programa de ordenador. Si el lector tiene interés, puede encontrar más información sobre ella en http://www.cs.yale.edu/homes/tap/Files/ada-bio.html
(2) De hecho, uno de los nombres que reciben los ordenadores es ”cerebro electrónico”
(3) Aplicando el refrán "al perro flaco todo se le vuelven pulgas", cuanto menos memoria tenga el ordenador, más programas se ejecutarán para suplir esta carencia dando como resultado que el ordenador va cada vez más lento.