Empresa de trabajo a ratos

El negocio que os propongo es sólo una especialización de algo que está muy en boga en estos días: las empresas de trabajo temporal. Estas empresas reúnen una serie de cualidades muy interesantes para un negocio próspero y sin riesgo, a saber:

  • No necesitan infraestructura, básicamente solo hace falta un teléfono.
  • No necesitan dar ningún tipo de formación: si el cliente quiere gente formada que la forme él, total para lo que dura el trabajo.
  • No hay riesgos, si no hay curro, no se paga a nadie.

Básicamente todo se resumen en su lema: "De lo que cobro una parte se la doy al que me hace el trabajo y el resto me lo quedo". Algunas de estas empresas intentan diferenciarse de la competencia por la calidad y profesionalidad de sus "recursos humanos", ello hace que sean más caras y por tanto menos competitivas. Craso error, ¿A quién le importa que una secretaria que va a estar tres meses haga bien su trabajo?, si está buena siempre será interesante pero si hace el trabajo mejor que la sustituida, sólo conseguiremos que cuando vuelva la de plantilla se monte el lío padre porque no sabe utilizar las fastuosas herramientas ofimáticas en las que nuestra secretaria temporal ha introducido pacientemente todos los datos importantes. Además la envidia hará que sea acusada de ineficacia y de que se pintaba las uñas en el trabajo, con lo cual su empresa no será contratada en la siguiente baja.

Yo propongo especializarnos también por nuestra política de personal, pero eligiendo cuidadosamente a aquellas personas que destaquen por su incapacidad manifiesta para desarrollar cualquier tipo de trabajo, haraganes impenitentes, ligeramente subnormales y un poquillo autistas. Las ventajas serían enormes:

  • Los salarios son bajísimos, algunos padres incluso pagarían porque sus hijos de 42 años hicieran por fin algo de provecho. Nuestros precios serían por tanto muy competitivos y nuestros beneficios astronómicos.
  • Nuestro personal se adaptaría a cualquier perfil, pues serían igualmente incompetentes para cualquier trabajo, esto simplifica enormemente la gestión de personal, pues bastaría con una lista.
  • No habría conflictos laborales, nuestros empleados trabajarían durante las huelgas y con un poco de suerte no tendrían ni vacaciones, vamos...empleados modelo.

Puede parecer que a pesar de ello, la baja cualificación podría ser un inconveniente. Nada más lejos de la realidad, dirigiéndonos al mercado adecuado esto se convierte en una virtud, de hecho sería nuestra mayor fortaleza. ¿Y cuál es este mercado? ni más ni menos que el de los funcionarios incompetentes. Es el sector que tiene más bajas por estrés, depresión, accidente laboral (atropello al salir a tomar café) y enfermedad profesional (herida inciso contusa en la región frontal por impacto somnoliento contra la ventanilla). Esto junto con la falta de competencia, hace que el negocio tenga el éxito asegurado. El único inconveniente es que si actuamos en los EEUU, nos podemos enfrentar a una querella por monopolio, pero es un riesgo que hay que correr.

Si a pesar de todos los argumentos que os he dado todavía dudáis que sea un buen negocio, os puedo poner algunos ejemplos de lo necesarios que son estos funcionarios: En el Ayuntamiento de Zaragoza había una ventanilla con un letrero encima muy genérico, algo así como "VENTANILLA PA TÓ", ello hacía que todo el mundo que entraba en el Ayuntamiento se repartiera entre el mostrador de información y esta ventanilla. Cuando el empleado no estaba, se formaban enormes colas de gente que iba a hacer las cosas más dispares, sin embargo, cuando el funcionario estaba presente, era capaz de despachar a los clientes a velocidad vertiginosa enviándolos a otras ventanillas equivocadas, de las que los ciudadanos volvían y eran reenviados a otra ventanilla. Como podéis ver la eficacia funcionarial de este señor es elevadísima, además incrementaba la eficacia de los demás funcionarios de ayuntamiento (la eficacia funcionarial es un ratio que se calcula dividiendo en número de ciudadanos cabreados por el número de ciudadanos atendidos, normalmente es de alrededor de 0,8 y este señor la mantenía el solito por encima de 0,95). Nuestra empresa podría sustituir a este funcionario de forma muy eficaz.

En el ministerio de Educación y Ciencia había dos ventanillas para tramitar un tipo de impreso, una de las ventanillas estaba cerrada aunque el funcionario estaba allí, la segunda ventanilla estaba ocupada por otro funcionario que atendía la enorme cola. Cada consulta que se le hacía al funcionario en cuestión era a su vez consultada al segundo funcionario que contestaba siempre SI. El único papel de este funcionario era decir sí, pero si sólo estaba el primer funcionario se producía un colapso total, porque cada consulta tenía que hacerse por teléfono. Nosotros podríamos sustituir al funcionario asentidor por uno de nuestros empleados con problemas de columna que le hacen tener la cabeza siempre girada a un lado, de esta forma podría trabajar en su postura natural y no como aquel pobre hombre que debía acabar con tortícolis todos los días.

Tampoco tendríamos competencia en los mostradores de información. Cuando alguien va a un sitio oficial, lo primero que hace es leer los títulos de las ventanillas, siempre parece que hay una que es a la que tenemos que ir, pero siempre hay cola, ante la duda de hacer una cola para que luego no sea nuestra ventanilla, hacemos una segunda cola en el mostrador de información. Cuando finalmente nos toca, el funcionario en cuestión nos mira, nos pregunta cosas insospechadas para las que no tenemos respuesta, o nos pide papeles que tampoco tenemos; y finalmente nos dice "No sé, pregunte en aquella ventanilla... pero yo creo que le falta un papel". Con lo cual, media hora después de haber llegado, nos ponemos a hacer la cola que nosotros creíamos (que ahora es mucho más larga) y con la intranquilidad de si tendremos que volver al día siguiente con el papelito en cuestión.

Nosotros podríamos proporcionar personal especialmente mal encarado para estos menesteres (esto reduce enormemente el número de personas que hacen consultas) además estarían correctamente formados para no hacer preguntas (se va a información a preguntar no a que le pregunten a uno) y simplemente decir la frase final pero sin coletilla: "No sé, pregunte en aquella ventanilla".

Se me ocurren muchos más papeles para los que nuestro personal sería idóneo, pero creo que con éstos os habréis hecho una idea de lo redondo que nos puede quedar el negocio.

El forense

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