MONOGRÁFICO DE LOS FILOPHONES


II-Noblejas, corazón de Platón

Sucedió a Benigno cuando éste se jubiló. En el paralelismo con la historia de los filósofos le toca equipararse a Platón que suena a superlativo y encaja perfectamente con su complexión fuerte. Al igual que su antecesor gozaba de un gran sentido del humor y su forma de expresarse hubiera hecho estragos en el Areópago de la antigua Atenas, llenándolo de carcajadas. Continuó la labor de su predecesor en la misma línea del buen ambiente de trabajo, jubilándose también a los 65 años en una celebración por todo lo alto en los salones Orfeo.

Una de sus máximas filosóficas era, “¿esto lo vamos a hacer bien o como siempre?”. Solíamos contestar: como siempre, ¿para qué vamos a cambiar?. Esta pequeña broma la repetíamos cada año cuando negociábamos los presupuestos anuales del proyecto(1). También teníamos una liturgia establecida para la negociación: hasta que no se aprobara el primer punto no se podía empezar a comer las pastas de té del desayuno(2). Esto nos daba una ventaja competitiva respecto a nuestro Platón, que sentía debilidad por los dulces.

Su mano derecha era Alcaide, al que delegaba la parte de las especificaciones técnicas, ocupándose él de que las intrigas, que siempre surgen en proyectos de envergadura, no afectasen al trabajo cotidiano y se pudiera disponer del presupuesto necesario para rematar la faena. No tenía enemigos porque su carácter jovial lo hacía imposible. Era capaz de poner de acuerdo a personas de posiciones enfrentadas con su capacidad de desdramatizar cualquier situación. Incluso tuvo que mediar entre su mano derecha, Alcaide, y una servidora en una disputa técnica que duraba meses. Solo su capacidad conciliadora hizo posible superar la crisis sin que quedara ningún poso de ella. Era capaz de crear un mundo platónico.

Nos sacó de un apuro cuando nos atascamos en la especificación técnica de la tarificación telefónica, que era tan oscura y densa como un agujero negro(3). Tras varias lecturas no entendíamos nada, hasta que llegamos a la conclusión que el problema no estaba en nosotros sino en el documento y le pedimos ayuda. Nos contó que el autor del documento, al que se conocía por el apodo de judío errante, se jactaba de hacer cada vez más difícil de entender la especificación. Nos dijo que no nos preocupásemos, que tenía una hoja con una chuleta, de elaboración propia, que resumía todo lo que se debe saber de tarificación y de ella sacamos toda la información que necesitamos. Antes de jubilarse pudo ver el inventillo instalado en una central que tarificaba idealmente, perdón, platónicamente(4).

Como nació en la tierra de Don Quijote, a la componente idealista del hidalgo se le sumaba la percepción material del mundo de su fiel escudero Sancho. Esta característica le hacía percibir las mercancías como cosas tangibles, tales como, chorizos, jamones, odres de vino, etc. Por eso, cuando a cambio del presupuesto millonario del proyecto le entregábamos algo tan etéreo como una versión del programa Software grabada en un CD, nos decía: "¿Qué hago con esto, ¿lo cuelgo en una alcayata?".

Una vez jubilado, no se pierde ninguna reunión, generalmente gastronómica, de los que participamos en el proyecto. El que tenga la suerte de sentarte cerca de él, le puede pasar como en la película de Mary Poppins, que se muera de risa después de levitar sobre una mesa llena de manjares ricos en colesterol.

Lula

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(1) En esos tiempos había presupuesto para proyectos que duraban lustros y cada año se negociaba el presupuesto anual. Esto pertenece ya a la historia en los proyectos de telecomunicaciones, dónde ahora una duración de tres meses es una eternidad.
(2) No sólo los proyectos duraban lustros, sino que había margen comercial para agasajar a los clientes con un desayuno decente. Hoy día, el consejero delegado te tiene que autorizar un botellín de agua mineral y se corre el riesgo de una amonestación por despilfarro.
(3) Los que hayan tenido que leer especificaciones de la ITU, podrán comprender cuan negro puede llegar a ser un documento cuyo objetivo es explicar cómo se debe hacer algo
(4) Se instauró la costumbre de comprobar la tarificación haciendo una llamada al teléfono de Rappel. ¡Cómo corría el contador telefónico! Los pasos avanzaban vertiginosamente sin que este mago de las finanzas nos hubiera dicho nada de interés.