MONOGRÁFICO DE LOS FILOPHONES


V- Los Filophones vs. a tauromaquia

Un proyecto, como les cuento a mis alumnos, es un conjunto de actividades orientadas a la consecución de un fin específico, limitadas en tiempo, recursos y coste. Por tanto, un proyecto nace, se desarrolla y finaliza. Los cierres de proyectos son algunas veces abruptos, mientras que en otras ocasiones se resisten a ser cerrados aunque sus enemigos tengan el firme propósito de hacerlo. El caso del proyecto con los Filophones siguió la senda de la pérdida gradual de los recursos pero se estiró en el tiempo tanto, que se podría catalogar taurinamente como un toro que se le perdona la vida por su bravura prolongando su existencia muchos más años de los que tenía programados.

Sale a relucir la tauromaquia porque un proyecto es como un toro, que salta al ruedo de la vida laboral y hay que lidiarlo. El matador, al igual que el jefe de proyecto, tiene un tiempo limitado para ejecutar la faena que se estructura en tres partes. El primer tercio corresponde al tanteo del comportamiento del toro para ver la embestida y de qué pata cojea(1), antes de aplicar las tres varas de rigor para medir su bravura y atemperar su fuerza. En este tercio ya se observa la predisposición del matador ante el toro, valentía, ganas, afán o por el contrario temor, desconfianza o apatía. El segundo tercio, el de banderillas, el matador se retira a un segundo plano(2) para dar lugar a que su cuadrilla ponga las banderillas con el apoyo de los otros dos matadores, que están al quite para resolver cualquier imprevisto. Finalmente, en el último tercio, adquiere protagonismo de nuevo el matador, ayudado por la muleta para rematar la faena, cuyo fin más glorioso es una buena estocada en todo lo alto, con la muerte fulminante del toro. Pero si el fin dista mucho de ser memorable y el toro sigue vivo tras el tercer aviso, se devuelve a los corrales. En el caso que la faena haya sido buena, se premia al matador con los apéndices del morlaco, trofeo simbólico y efímero como la vida misma.

Los proyectos tienen tres fases, inicio, intermedio y fin, como los tercios de la faena taurina. En la primera fase, la de inicio, se tantea el proyecto y a todos los participantes en interminables reuniones. Se va observando la naturaleza y dificultad del proyecto. Se medirá su magnitud y se aplicarán correctivos para disminuirla. De la misma manera, el jefe de proyecto es puesto a prueba para determinar el grado de valentía y esfuerzo que está dispuesto a aplicar en esta lidia. En la segunda fase, la intermedia, toman protagonismo los subalternos, pasando el jefe a segundo plano, mientras los de calidad y planificación están al tanto de lo que hacen los que bregan. Finalmente, el jefe toma de nuevo protagonismo en la fase de fin para rematar el proyecto y cumplir los objetivos. Hasta aquí el paralelismo de los proyectos con la tauromaquia es total pero llegado el punto de las recompensas empieza a divergir. Si el proyecto es un éxito, no se lo perdonarán al jefe y lo defenestrarán. En caso contrario le espera la gloria y el ascenso a las alturas porque ha demostrado a sus jefes, con su incompetencia, que es uno de los suyos y que está preparado para asumir mayores irresponsabilidades.

El proyecto de los Filophones fue como un toro bravo al que se le perdonó la vida por la fuerza del Destino, a pesar de la oposición de la presidencia. El matador fue un maestro excepcional y realizó una gran faena. Su lidia fue ejemplar, la cuadrilla estuvo muy compenetrada y motivada, tanto, que recuerdan con nostalgia aquellos tiempos. Con el tiempo sus recursos disminuyeron, unos cambiaron de actividad y a otros los prejubilaron. Sin embargo, perduraron algunas señas de identidad taurina como los nombres de los ordenadores que continúan dando caña: Joselito y Ponce(3). También fue caldo de cultivo de críticos taurinos como Pepeillo que nos deleita hoy día con sus crónicas en la sección del tendido-7.

Finalmente el proyecto, como si de un toro indultado se tratase, sigue vivo y para celebrarlo, uno de sus miembros en activo, Fred FlintStone, realiza una convocatoria anual para una comida de Feria Filophone. Este año es la tercera edición de tan esperado evento. El organizador nos relata la crónica, como no, en terminología taurina.

pasen y lean: 3ª Comida de Feria Filophone

Lula

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(1) Últimamente es raro que no cojeen los toros
(2) Algunos matadores ponen ellos mismos las banderillas asumiendo un protagonismo que, en la mayoría de los casos, compensa el que no sabrán representar en el último tercio.
(3) Lo de Ponce es totalmente inmerecido, pero esa temporada el dúo de moda era Joselito-Ponce. Un año después hubiera sido Joselito-José Tomás pareja de más tronío