MONOGRAFICO: EL MANDO INTERMEDIO


II- El inicio de la escalada

En las cimas de las organizaciones, ya sean las Empresas, la Administración o las Universidades, pasa lo mismo que en las montañas, cuanto más alto, menos oxígeno. Sólo los pulmones privilegiados o los que se han ido adaptando a la altura pueden respirar sin expirar.

Algunos llegan a la cima en helicóptero - las malas lenguas los llaman "paracas"(1)- sin necesidad de escalar desde la base. Es condición necesaria que hayan recibido una educación orientada a las alturas, amén de disponer del correspondiente vehículo que los transporte a la cúspide.

"Los otros" deben realizar la escalada desde los cimientos de las estructuras organizativas, quedando muchos por el camino. Por esta travesía van ascendiendo en busca del báculo del poder los que se sienten con ánimos de llegar a la cima, sin embargo, algunos abandonan la senda de la gloria por no sentirse con fuerzas para seguir subiendo, porque no les compensa el esfuerzo o simplemente desertan para evitar la servidumbre de este vía crucis.

Todos los escaladores laborales inician su ascenso por el grado del mando intermedio, con el entusiasmo propio del que inicia una vida mejor. Cuando se estrenan en el cargo, piensan que su puesto se lo deben a sus propios méritos: inteligencia, esfuerzo, lealtad,... La verdad es que la vanidad humana aporta varias dioptrías en la visión de la realidad porque estas virtudes proporcionan un verdadero repelús a las jerarquías superiores que generalmente buscan a un “tonto útil” para sus propósitos, porque para listos ya están ellos. Si el mando intermedio persiste en esa autoestima, no prosperará en su carrera laboral.

Para los que superen esta primera barrera de la autoestima se les aplica el filtro: “si quieres conocer a fulanito dale un carguito”. Por regla general, salvo honrosas excepciones, le sale la vena Hyde que llevaba oculta en su fachada Jekyll. Lo que antes criticaba como currito, ahora, con mando en plaza, le parece correcto. Esta transmutación se le suele llamar flexibilidad, ya que por fin fulanito no se enroca en posturas firmes, dejándose llevar por las corrientes de opinión de los niveles superiores, actitud denominada “I agree”.

Una vez que ha dejado atrás la autoestima y se ha dotado de flexibilidad, el mando intermedio ha adquirido su madurez como jefe y está listo para una subida en el escalafón. Como complemento y para subir nota, se puede emplear en actividades del tipo: un empujoncito aquí, un pisotón allá, una puñalada trapera acullá, alcanzando el grado de Cum Laude. En este punto nos encontramos ante un verdadero h.p.(2), con muchas, pero que muchas posibilidades de llegar a la cúspide, como los "paracas".

Lula

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(1) Paraca, es término que referencia al jefe que viene caído del cielo cual paracaidista.
(2) Con h.p. no me refiero precisamente a un empleado de Hewlett-Packard.