La otra Sección Femenina
Estas Navidades un buen amigo mío me regaló un libro sobre la Sección Femenina escrito por Luis de Otero, que consiste en una cuidada selección de recortes de prensa, desde el año 1934 en que se fundó hasta 1977 en que se extinguió, sabiamente escogidos y comentados.
Dª Pilar Primo de Rivera, Delegada Nacional, fue mujer de una humildad encomiable, que hizo extensible a todas las mujeres. Suya es la frase:
La mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para los talentos varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que nos los hombres nos dan hecho.
Esta frase, pronunciada en 1942, sonaría extraña en boca de Isabel la Católica en 1492. Pero el baile de la historia es así, María, un paso para adelante y algunos para detrás.
Los frentes de adoctrinamiento fueron dos: el de la enseñanza por medio de los libros de texto y el de la revista de la Sección Femenina, auténtico faro de occidente para las mujeres españolas
En la parte académica, las sufridas alumnas aprendíamos
de memoria, con mucho cuidado de olvidar después del examen, textos
como los que siguen:
A través de toda la vida, la función de la mujer es servir. Cuando
Dios hizo al primer hombre pensó "no es bueno que el hombre esté
sólo". Y formó a la mujer para su ayuda y compañía, y para que sirviera
de madre. La primera idea de Dios fue el "hombre". Pensó en la mujer
después, como un complemento necesario, esto es, como algo útil
(Formación del Espíritu Nacional, 1962).
No hay que tomar el deporte como pretexto para llevar trajes
de deporte escandalosos. Podemos lucir nuestra habilidad deportiva,
pero no que esas habilidades sirvan para que hagamos exhibiciones
indecentes. Tampoco tenemos que tomar el deporte para independizarnos
de la familia, ni para ninguna libertad contraria a las buenas costumbres
(Economía Doméstica para Bachillerato, Comercio y Magisterio,
1963).
El otro medio de propaganda, bajo la apariencia de
una inocente revista de contenidos ligeros, encerraba la losa de
la doctrina Nacional-Católica. En lugar de la sección de consultorio
sentimental podíamos encontrar afirmaciones del tipo:
La vida de toda mujer, aunque ella quiera simular -o disimular-
no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse. La
dependencia voluntaria, la ofrenda de todos los deseos y las ilusiones,
es el estado más hermoso, porque es la absorción de todos los malos
gérmenes- vanidad, egoísmo y frivolidades- por el amor (agosto,
1944).
En lugar de un reportaje de moda con bellísimas modelos encontramos
la descripción de la mujer sensual, cuyo prototipo bien pudiera
ser Marilyn Monroe pero sólo la envidia cochina llevaría
a describirla más cerca de la tuberculosis que del vicio:
La mujer sensual tiene los ojos hundidos, las mejillas descoloridas,
las orejas transparentes, apuntada la barbilla, seca la boca, sudorosas
las manos, quebrado el talle, inseguro el paso y triste todo su
ser.(Agosto, 1945).
En lugar de la sección anti-celulitis con dietas
y ejercicios gimnásticos, se ofrecía como alternativa una oda las
labores domésticas, uniendo a la actitud de servir, los beneficios
de un cuerpo atlético, lejos del deleznable modelo de la mujer sensual.
Una mujer que tenga que atender a las faenas domésticas con toda
regularidad, tiene ocasión de hacer tanta gimnasia como no lo hará
nunca, verdaderamente, si trabajase fuera de casa. Solamente la
limpieza y abrillantado de los pavimentos constituye un ejemplo
eficacísimo.( Agosto, 1961).
Muchos se extrañarán de lo poco que caló esta doctrina impartida durante más de cuarenta años, pero la irracionalidad de estas enseñanzas fue el mejor antídoto para no hacer uso de ellas. No ocurrió lo mismo con su libro de cocina, obra maestra de pragmatismo culinario. Si en algo contribuyeron a la sociedad española fue en mejorar nuestro nivel gastronómico.
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