Las empresas los prefieren "rubias"

No, no está mal escrito el título aunque no concuerde el pronombre con el adjetivo. El lector lo podrá comprobar a lo largo de este post. También quiero pedir disculpas si la metáfora usada hiere alguna sensibilidad feminista pero en mi faceta de Lula evito la autocensura para que la capacidad de expresión esté siempre por encima del lenguaje políticamente correcto.

De todos es sabido que lo que mueve el mundo no es el dinero, el verdadero motor es el sexo. En el fondo de toda ambición para acaparar la riqueza y como consecuencia el poder (o viceversa) está ese anhelo por poseer un "objeto sexual" para la autoafirmación social. No solo hay que llegar a lo más alto, hay que hacer ostentación de ello. Qué mejor manera de hacerlo que llevar colgada del brazo a una espectacular rubia como Marilyn Monroe.

En la película "Los caballeros las prefieren rubias" se muestra en clave de comedia ese ancestral afán de los caballeros por poseer una rubia espectacular y cómo ese dorado objeto de deseo busca a un millonario que le proporcione todos los caprichos. En uno de los chispeantes diálogos de la película Marilyn le dice al acaudalado padre de su novio:

Si tuviera usted una hija ¿desearía que se casara con un hombre pobre? Al contrario, desearía para ella lo mejor del mundo y que fuera muy feliz ¿Qué hay de malo en que yo quiera también todo eso?

Las empresas emulan el comportamiento de los caballeros cuando su cuenta de resultados es boyante. También quieren tener unos directivos de los que hacer alarde y por eso también los prefieren "rubias". El Mercado, como siempre, cubre esta demanda y hay una pléyade de ejecutivos dispuestos a satisfacer esta necesidad.

El ejecutivo "rubia" no precisa ni de inteligencia ni de conocimientos. Su valor es más superficial, solo se espera de ellos que estén siempre radiantes y contentos. Su misión es deslumbrar. Cuidan en extremo su imagen y sus poses. En vez de barra de carmín llevan un pendrive lleno de coloridas presentaciones en powerpoint para lucir en las ocasiones.

Como contrapartida, estos "rubias" salen un poco caros. Les gusta el lujo tecnológico. Sus complementos son los más ostentosos y rabiosamente actuales: siempre tienen el último modelo de los Mac o de los iPhone. Suelen viajar por todo lo alto en la clase preferente y en hoteles de 5 estrellas y hasta los taxis deben ser de la marca Mercedes.

A los "rubias" se les consiente todo, no se les pide nunca responsabilidades. Son caprichosos y no entran en razón (carecen de ella). Si se les lleva la contraria se enrabietan y si algo va mal le echan la culpa a sus colaboradores. Solo admiten la adulación como trato.

El matrimonio laboral empresa-rubia no se caracteriza por su fidelidad y resulta bastante inestable. Siempre puede aparecer otro "rubia" más despampanante o una empresa con más posibles. En ambos casos el ejecutivo "rubia" no tendrá que renunciar a sus caprichos porque dinero no le va a faltar.

Mientras, las morenas laborales a trabajar como negras.

Lula

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Escrito ente el Aeropuerto de Barajas y un vuelo a Bilbao.