Las hijas de Mota

Pepa y Paloma Mota no son hermanas aunque ambas tengan un padre llamado Juan Mota. Aunque provienen de distintas cuencas fluviales, sus vidas son dos ríos que van a dar a la mar y ese Mar resultó ser el Departamento de "Asuntos Sociales " de la Comunidad de Madrid.

Pepa después de un largo recorrido por diversos Departamentos, llegó a Asuntos Sociales con la intención de descansar de tan largo viaje, habiendo acumulando por el camino una marcada aversión hacia la raza calé y a los inmigrantes, no cumpliéndose en este caso lo de: "el roce hace el cariño".

El recorrido de Paloma fue más breve: de la facultad de Económicas pasó a la preparación de las oposiciones, que aprobó gracias a la inteligencia genética, que da muy buenos frutos en las familias de rancio abolengo funcionarial, de allí viene el dicho de padres gatos, hijos mininos.

Nuestra minina Paloma, con un padre gato muy influyente, sustentada por vertiginosos tacones de aguja para elevar su escasa estatura, gusta lucir ajustadas prendas con pronunciados escotes que dejan entrever el canalillo del que brota una oscura y rugosa verruga.

Pepa, de padre menos influyente en la zona de Madrid, tiene una inteligencia muy viva pero menos genética que la de Paloma y sus gustos en el vestir, aunque no son sobrios, tampoco llegaban a ser provocativos, quedándose en el adjetivo de sorprendentes. Llevada por inquietudes místicas, es ferviente seguidora de sectas muy sobrenaturales, por lo que su atuendo depende del grado de misticismo del momento. Con frecuencia su cabello también se ve afectado por este activismo espiritual.

Paloma carece de inquietudes místicas siendo su peinado y atuendo más constantes. Su fijación por los temas terrenales, sin distracciones espirituales y con ese halo de inteligencia genética, le han dado una proyección profesional de trayectoria vertiginosa, alcanzando la gloria de la dirección de Departamento a la tierna edad de 30 años.

Paloma y Pepa casualmente descubren un día que las dos son hijas de Juan Mota, pero esta revelación no cambiará sus vidas, como les cambió a las gemelas de "Tú a Boston y yo a California". Todo quedó como una casualidad, como una anécdota. Cada una siguió en su universo, sin ninguna curiosidad de la una por la otra, con la indiferencia propia de las gentes de Madrid, donde estas circunstancias no asombran.

Lula

Más relatos de Lula, pulsar aquí
e-mail de contacto: seccionfemenina@gmail.com