Las siete diferencias

En esta feria de otoño nos hemos mudado del tendido siete al uno. Para el que no conozca la estructura social de la plaza de toros de las Ventas este cambio es similar a trasladarse desde una barriada popular a un piso del Barrio de Salamanca. La plaza está parcelada en sectores numerados del uno al diez, siendo el siete popular y el más entendido, y el uno el del "todo Madrid".

Con la tristeza de abandonar un tendido tan entrañable como el siete me consolé pensando en las cosas nuevas que me depararía el uno - una vez más salvada por la curiosidad -. Desde el momento que traspasé la puerta de mi nuevo tendido empecé a jugar al juego de las siete diferencias.

La primera diferencia apareció cuando me vi rodeada de acicaladas personas que destacaban mi aspecto informal. La segunda surgió cuando busqué con la mirada a un repartidor de programas y no lo divisé. Tuve que caminar en dirección a mi añorado tendido siete para lograr hacerme con uno.

Una vez que tomé posesión del asiento apareció la tercera diferencia, el entorno. Me encontré a mi derecha con el Palco Real a "tiro de piedra" (entiéndase esta expresión como medida de longitud, no como acción violenta), el Palco de la Comunidad de Madrid y el del Ayuntamiento (juntos pero no revueltos). Justo detrás de mi asiento, el palco al que bauticé como "Jauja", después de observar lo que allí se trajinaba. A mi izquierda la banda de música, que desde mi posición me permite distinguir con nitidez la calva del entusiasta director.

Cuando el primer astado salió de los toriles, pude apreciar una cuarta diferencia. En el tendido siete los toros se ven salir de frente, desde el uno se divisan sus cuartos traseros, que es una visión menos noble, sobre todo si están salpicados de estiércol. Si se recibe al toro a porta gayola(1), ocurre lo contrario con el torero, desde el tendido uno se puede apreciar su rostro, mientras que en el siete se divisa una parte anatómica muy apreciada por las féminas: el "culito de torero". Sin duda, el tendido siete gana por goleada en esta comparación.

En el momento en que los mercaderes hicieron su presencia en los tendidos, se manifestó la quinta diferencia. Allí no se vendían Coca-Colas y cervezas, en el tendido uno existe el Cutty Sark man, que monopoliza la venta de bebidas: güisqui o agua para el güisqui. Tomé nota para llevar la próxima vez las bebidas de casa.

La hora de la merienda empieza entre la faena del tercer y cuarto toro, las viandas marcan la sexta diferencia. En el tendido siete las botas de vino y los chorizos de cantimpalos son los protagonistas. En el uno después de haber pagado el güisqui, no les quedan ganas o dineros para merendar y como son muy finos no se atreven a llevar tartera. Sin embargo, en el palco que he bautizado como "Jauja", circulan sin cesar las bandejas de jamón y otras delicatessen, servidas por guapas señoritas de uniforme azul azafata.

Al finalizar la corrida de toros, en el momento en que nos dispusimos a utilizar los aseos, apareció la séptima diferencia. Es imposible utilizar los servicios del tendido uno por la saturación de la demanda. No sabía que el güisqui fuera tan diurético.

Lula

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(1)Para recibir al toro a porta gayola, el torero se coloca de rodillas ante la puerta de toriles. Cuando el toro sale a toda velocidad le da una larga cambiada, un pase en el que se hace volar la capa por encima de la cabeza con una mano hacia el lado contrario para que el toro la siga y pase junto al torero sin arrollarlo.