México mágico

Esta mañana, mi jefa(1) me ha hecho notar que cada vez tenemos más lectores de México. Eso me alegra, porque hay un trozo de mi corazón que para siempre será mexicano. Por eso me animo a iniciar algunos relatillos sobre el país azteca.

Como diría el Capitán, Tan(1) : "En mis viajes a lo largo y ancho de este mundo...." ...he tenido oportunidad de visitar México en varias ocasiones. Y cada una de ellas aparecía ante mí una faceta que siempre enriquecía el conjunto.

Ante todo, defender el tópico de México mágico. La magia, en México, es un hecho. Como lo son las puntuales tormentas vespertinas(3) cargadas de aparato eléctrico y la altitud. Pero allí nosotros, los hijos de la madre patria, tan solo somos gachupines(4) -claro que eso siempre es mejor que ser gringo-.

Según saqué en conclusión -y para simplificar, centrándome en el arquetipo- el carácter del mexicano está marcado por dos pautas de comportamiento muy bien definidas:

1. La primera de ellas es su imposibilidad de pronunciar la palabra NO.
2. La segunda es la frase que define el espíritu nacional: "Pues... ni modo"

Teniendo en cuenta que este pueblo convive con la imposibilidad de verbalizar una negativa y con el hecho de que tarde o temprano, a lo largo de la conversación, cualquier mexicano -al margen del sexo, nivel social, e incluso del lugar de la república que habite- te dirá "... pues ni modo...", he de decir que para mí son un pueblo-koan(5).

Próximamente : Los mexicanos y el no y Pues... Ni modo

S.M

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(1) Lula, para los curiosos, el organigrama aqui
(2) Personaje de un programa infantil televisivo que, junto con Locomotoro, Valentina y los Chiripitifláuticos, vio crecer a toda una generación de españolit@s. Siempre empezaba sus relatos con la frase que yo he copiado.
(3) Durante la época de las lluvias, cada día llueve puntualmente entre las 3 y las 6 de la tarde.
(4) Palabra un tanto despectiva para designar a los españoles.
(5) El koan del budismo zen es una pregunta para la que no hay respuesta. La cantidad y variedad de koans es inmensa. Pero son muy breves en su formulación. ¿Cuál es el sonido de una sola mano aplaudiendo?, o ¿Cual es el color del viento? o ¿Cuando los muchos son reducidos al Uno, a que es reducido al Uno? Este es el método. Pregunta-respuesta. Y el koan, la movida inicial de una curiosa partida de ajedrez, que el discípulo deberá jugar con el maestro. Luego de planteado el koan, el discípulo se retira a meditar. Y trae una primera respuesta: "el viento no tiene color." A lo cual el maestro le podría replicar: ¿"es el viento el que no tiene color o eres tú quien no puede percibirlo."? Vuelta a la sala de meditación