Parking rojo pasión

Antes, cuando tenía que ir de reunión al centro, iba en transporte público hasta que un día necesité llevar el coche y lo estacioné en el parking de Vázquez de Mella. Quedé fascinada por la estética del garaje, por su diseño, su suelo brillante y su señalización luminosa de plazas libres.

A las 9 de la mañana el parking está semivacío y las lucecitas verdes brillan desde el techo indicándote los muchos huecos que quedan. Cuando aparcas el coche tienes la sensación de dejarlo en el mejor sitio del mundo, un parking cinco estrellas, lleno de color y de estética.

Casi te reconcilias con el mundo envuelta en tan buen gusto y hasta se va a la reunión con un espíritu más positivo. Lo mismo ocurre a la vuelta, cuando se recoge el coche, se olvidan los marrones que te han adjudicado envuelta en el rojo pasión de las paredes. Es como una cámara de descompresión.

De una de sus paredes surgen unos versos dantescos con letras de neón, no es el infierno aunque predomine el color del fuego. Las letras que iluminan la pared con estos maravillosos versos del amor más allá de la muerte:

"Amor, que amar obliga al que es amado, me ató a sus brazos, con placer tan fuerte, que como ves , ni aun muerto me abandona".

Ahora, rendida a sus encantos, espero ansiosa que haya reunión en el centro para adentrarme en este parking ardiente.

Lula

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