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San Isidro 2004

10ª de feria. Corrida de novillos
Novillos Román Sorando: Procedencia Juan Pedro Domecq y Díez.
Terna Luis Bolívar
Sergio Marín
Eduardo Gallo, nuevo en esta plaza.
Comentarios Empaque torero

 

La tarde iba por unos derroteros que no lo arreglaba ni Joselito el Gallo si se hubiera presentado en persona. Los novillos mansos de solemnidad y todos de una invalidez que hubiera llenado de vergüenza a cualquier profesional que se hubiera sentido ganadero de reses bravas. Pero lo único que están consiguiendo es superarse a sí mismos, porque si una tarde el ganado flojo, al otro día sale peor.
Con este material, los toreros tampoco podían hacer nada, y ellos estuvieron en la línea del toreo moderno, vulgares y pegando pases “fuera de cacho” y tratando de mantener a los novillos de pie, hecho que en la mayoría de las veces no conseguían porque aquello era imposible.


Pero, mira por dónde, apareció un novillero que venía de tapadillo y nada más salir el tercero de la tarde, se abrió de capote y cambio el sopor de la tarde de los aficionados por la inquietud y el sabor agridulce que deja siempre un torero en la retina de los espectadores cuando el novillo no tiene fuerzas para llevar a cabo una pelea digna de un animal de su estirpe. Esto es a lo que están expuestos los toreros de hoy, porque los taurinos cuidan tanto los detalles para que su torero no tenga ninguna sorpresa en el ruedo con el ganado, que a veces se lamentan de haber “chutado” tanto a los toros cuando fracasan por falta de fuerzas y de raza.

El tercer espada de ayer, como iba de tapadillo, se encontró con lo que habían preparado ya los taurinos protectores de sus compañeros de terna, pues a pesar de todo su toreo estuvo por encima del comportamiento de sus dos novillos, la pena fue que el público se quedó sin ver a un torero en plena inspiración, pero a pesar de todo demostró estar a años luz del de los pegapases existentes en el escalafón.
Nada más recibir a su primero de capote, con las manos bajas y una cadencia que hacía soñar, los aficionados nos quedamos atónitos, qué diferencia con todo lo que se estaba viendo. El novillo era un inválido de libro y sólo le dieron dos picotazos, pero ni con esas, el torero supo sacarle con clase todo lo que el novillo tenía.

El que peor parte se llevó fue Sergio Marín, que fue cogido por su primero, un novillo de Navalrosal al ser devuelto el titular por inválido. El sobrero tenía hechuras de toro de los que matan Ponce y el Juli, y la cuadrilla le dio una pésima lidia, ya que le dieron muchos capotazos. El novillo se acostaba desde los primeros lances por el pitón derecho, defecto que fue acentuándose durante la faena, y después del trasteo de muleta se produjo la cogida.

El novillo lo terminó lidiando Luis Bolívar, acabando con su vida de una estocada habilidosa, trasera, atravesada y caída y dos descabellos. En su primero, inválido como toda la corrida, lo picaron con dos picotazos y Luis Bolívar tuvo de hacer de enfermero más que de torero, pero a pesar de todo estuvo pesado. Mata de media perpendicular y el novillo se echa para no levantarse más. Aviso y silencio.

En el cuarto de la tarde, no consigue acoplarse con el capote, y en tercio de varas el toro llega descompuesto y el picador coloca una vara delantera. El toro mansea. En la segunda vara se agarra bien el picador, pero el toro a la salida pierde las manos. Eduardo Gallo hace un quite por faroles muy vistoso que es muy aplaudido. Responde Bolívar con un quite por tafalleras, pero pierde el capote. Lo intenta por navarras y le salen mas aseadas.
En la faena de muleta consigue sacarle al novillo una serie aseada de derechazos, pero el novillo tiene las fuerzas justas y el torero se repite mucho poniéndose pesado. Mata de un bajonazo, siendo silenciada su labor.

El quinto de la tarde lo lidia Gallo, al no salir de la enfermería Sergio Marín. El primero, de la ganadería titular de Román Sorando es devuelto, saliendo en su lugar un novillo de Alejandro Vázquez. El toro sale abanto, y se encarga el maestro de recibirlo y de lidiarlo, lo cual se le agradece ya que estuvo muy torero.
En la primera vara le pican trasero y le tapan la salida y en la segunda le dan un picotazo.
En la faena de muleta, Gallo consigue dos naturales de bella ejecución, pero es en su conjunto donde el torero demuestra estar muy dispuesto. En la tercera serie el novillo le arrolla sin consecuencias con la pala del pitón. Qué pena que sea un inválido ya que el torero se le ve con mucho sitio y trazando pases de bella fractura, pero el novillo no vale un duro. Estocada hasta la bola por el hoyo de las agujas. Oreja.


El sexto es un toro, y Gallo lo recibe con unas verónicas donde paró al tiempo. Lo lleva galleando al caballo con mucha clase, colocando al novillo de lejos, pero el novillo no merecía este detalle. Tarda mucho en acudir al caballo y cuando lo hace se duele del castigo. Hay que destacar un buen par de Zamorano.
En los muletazos de recibo el toro se trastabilla, le baja la mano, y al primer derechazo el toro se cae al suelo. Qué pena que nos quedemos sin ver a un torero por la incompetencia de una autoridad y de un empresario sin escrúpulos que compra ganado de saldo.
En la segunda serie liga, pero el novillo no tiene fuerza y eso implica que se defienda en cada muletazo, punteando la muleta, pero el novillero torea muy cruzado e intentado hacer las cosas bien. Durante la faena de muleta, el novillo se echa y le cuesta trabajo levantarse. Mata de una estocada desprendida. Oreja. Sale por la puerta grande.

Vuelve a presidir Lamarca, y parte de la afición del siete le pidió su dimisión. ¿Que habrá hecho?, ¿Él sabrá?

 

Pepeillo

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