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San Isidro 2004

16ª de feria. Corrida de toros
Toros Arauz de Robles. Encaste Samuel Flores Juan Guardiola Fantoni, línea Gamero Cívico y Villamarta respectivamente.
Terna Antonio Barrera: de blanco y oro. Estocada caída, silencio. Estocada y descabello, silencio. Aviso
Rafael de Julia: nazareno y oro. Estocada caída, silencio. Sartenazo infame, protestas.
Iván Vicente: grana y oro. Estocada, tímidos aplausos. Estocada atravesada, aplausos
Comentarios El picador vengativo

 

La tarde se puso gris desde el principio y con amenaza de lluvia, pronóstico que se cumplió a partir del segundo toro y cuando terminó su lidia se produjo una desbandada en los tendidos. Lógico, tal y como iba la tarde tampoco merecía la pena exponerse a coger una gripe, porque salvo el primero bis, un toro de Carlos Nuñez que embistió en la muleta con una codicia que daba gusto verlo, el resto no valía la pena, pero quien tenía que entenderlo, no lo entendió.

Decía el maestro Chenel, que el toro con la mirada te va diciendo sus intenciones. El de ayer tampoco era complicado entenderlo, solo faltó que el torero le dijera quien mandaba allí, y eso hay que decirlo toreando, no perdiéndole pasos en cada muletazo ni metiendo el pico al hilo del pitón. En fin, otra oportunidad de triunfo que se fue, esta vez a Antonio Barrera, con lo necesitado que está el muchacho de un triunfo sonado. Tal y como está el escalafón, el primero que toque la flauta en La Ventas se hace el amo del “quiosco”.

Me gustó el juego con el caballo que dio el cuarto toro, un galán de 630 kg que fue aplaudido de salida. Tomó dos varas yendo de largo al caballo y eso era sinónimo de bravura. En la primera derribó porque se le rompió la vara al del castoreño y no pudo sujetar la embestida del burel, y en la segunda, lo picó con mucha saña, a mi entender, dejando al toro para el arrastre. Este picador responde al nombre de José María Expósito. ¡Qué venganza más pobre!, cómo explicaría esta tropelía a su matador después de terminada la corrida, al compartir asiento en el coche que le llevara al hotel. El toro fue complicado para la muleta que le avisaba por el pitón derecho, esto unido a que el torero no le dio la lidia adecuada al animal que aprendió rápidamente y comenzó a desarrollar sentido. Mata de estocada y un descabello, por lo que escuchó un aviso. Su labor fue silenciada y el toro fue aplaudido en el arrastre. Todo lo demás se podía resumir en la mansada que envió el ganadero, que terminó con el desarrollo de mucho sentido en el último tercio de la muleta.

El segundo de la tarde, primero del lote de Rafael de Julia, tenía las fuerzas justitas y fue picado trasero en la primera vara, y de un picotazo en la segunda. Durante la faena de muleta el toro, debido a su flojedad, echaba la cara arriba y le enganchaba la muleta en todos lo pases. Mata de una estocada caída, y fue silenciada la labor tanto del toro como del torero.
El segundo toro de Rafael de Julia se corrió en quinto lugar, y fue un galán también de lindo pelaje melocotón, pero tal y como se comportó con la muleta se dejó en la dehesa el almíbar. El torero lo recibió de capa dando el clásico paso atrás y en vez de ganarle terrero al toro lo perdía. Seguramente el día que explicaron esta lección en la escuela de tauromaquia hizo “novillos”. Hay que decir en su favor que fue muy mal picado. La primera vara la puso trasera el picador y en la paletilla, qué se puede esperar de un animal que ha sido picado de esta forma. El toro quedó como un marmolillo y les costó a los peones mucho esfuerzo colocarle las banderillas. Por el pitón izquierdo rebañaba y ante esto, el torero de Torrejón se limitó a machetearlo y acabar con él de un sartenazo infame. Bronca.

El tercero, un toro cuajado, lo recibe Iván Vicente con el capote y deja en la retina dos verónicas y una media que fueron lo mejor de la tarde en toreo de capote. El toro lo pican con dos picotazos, y con las banderillas destacaron Betancourt y Francisco Javier González. En la faena de muleta el toro se raja al segundo muletazo y la faena muy sosa, ya que el toro no tenía transmisión alguna. Mata de una estocada y se oyeron tímidos aplausos.

El sexto, de pelaje melocotón axiblanco, también es un toro precioso, pero sale tan abanto, manera de expresar dulcemente la mansedumbre, que les cuesta mucho trabajo a la cuadrilla fijarlo. Lo pica Héctor Vicente y la primera vara cae muy trasera ( ya podían equivocarse estos picadores alguna vez y picar en el morrillo del toro que para eso está). En la segunda vara ya se ve la catadura del toro, ya que no quiere pelea con el montado. El tercio de banderillas fue muy penoso. Los banderilleros estuvieron muy desconfiados ante un toro parado, y por este motivo no pudimos ver a Luis Carlos Aranda con los palos.
En la faena de muleta al torero se le ve dispuesto, pero el toro se ha dejado la bravura y la casta en la dehesa y después de muchos intentos sólo consigue un natural. Entra a matar al hilo de las tablas del cinco y consigue una estocada atravesada. El público premia con aplausos su disposición. El toro es pitado en el arrastre.

Pepeillo

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