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San Isidro 2004

2ª Corrida de feria
Toros Hernández Plá.. Procedencia Javier Buendía. Santa Coloma
Terna José Pedro Prados “El Fundi”
Oscar Higares
Gómez Escorial
Comentarios Toros de más de 600 kilos

Cuando llegué a la plaza no me gustaron los comentarios, que oí a los aficionados, respecto a los toros que se iban a lidiar. Y digo que no me gustaron porque estos venían de personas “doctas” en la materia. Lo que se comentaba es que, los nuevos propietarios de esta ganadería emblemática de casta y bravura en su tiempo (recordemos al toro “Capitán” del año 1978), habían enviado una corrida fuera de tipo, con toros de más de 600 kilos, y los toros de este encaste han sido siempre de caja pequeña, y claro eso siempre ha sido un problema para lidiar en Madrid, porque otro tipo de “aficionados” que se permiten escribir en los papeles para que la gente los lea, han mantenido que Madrid quiere el toro grande. ¡Vaya estupidez!, Todavía me acuerdo de una tarde que se tuvo que suspender la corrida de Victorino en el cuarto toro, porque los tres toreros fueron heridos, y el cuarto era una sardina, al que solo le salvaba la cabeza, pero tenía casta, buena o mala, eso no importa.

Así que, con estas premoniciones, me dispuse a ver la corrida y, mira tu por donde, el primer toro fue devuelto por flojo a pesar de su impresionante cabeza y bonita lámina. El que le sustituyó del Conde de la Maza, de buenas perchas también, y muchos pies, le aviso dos veces al torero por el pitón derecho en los lances de recibo.
Fue muy mal picado y creo que eso condicionó su comportamiento posterior. En banderillas el toro acudía al primer movimiento del torero y el Fundí tuvo que sacar sus mejores clases de cómo no se debe parear a un toro, ya que debido a la embestida tenía que librarlo como mejor podía. Con la muleta el Fundi está muy limitado, pero lo vi cambiado, como intentando hacer las cosas bien, y eso con un toro de este tipo ya tiene mérito. Dio dos tandas de naturales muy aseados. Mató de un bajonazo descarado.

El segundo de la tarde, playero, con un poco menos cabeza que el primero, no quiere pelea, ni él ni los toreros, y tiene que protestar el público para que estos vayan a recibir al toro a terrenos de nadie. Lo pican trasero. El toro tiene una embestida incierta y el torero, que tampoco está por la labor de hacer las cosas bien, diluye su faena (quehacer) en la mediocridad. No entiendo como un torero con pocos contratos no ha intentado cruzarse o, por lo menos, podía haberlo entendido mejor.

Al tercero de la tarde lo recibe Gómez Escorial a portagayola, que miedo me da esta suerte, ya que el peligro que supone al torero su ejecución, no compensa después a la hora de la valoración final. En Madrid se mide mas el toreo ejecutado con pureza, y ese tipo de suertes es tremendista, pero bueno, habrá que contentar a todos.
El picador lo mejor que puede hacer es dedicarse a otra profesión, o ponerse en manos de otros profesionales para que le enseñen como se pica, aunque visto el patio como está, va a llegar un momento en el que no se va a poder ni poner escuelas de picadores, porque ¿de donde van a sacar los profesores?. En esta feria les ha dado por picar en las paletillas de los toros.
El toro en la muleta no merece mas comentario que el olvido.

El cuarto tenía un trapío impresionante. De salida, el Fundi se embragueta con él. El toro embiste a arreones, con un comportamiento propio de manso. Con el caballo el toro empuja con fijeza, pero al del castoreño, si se propone hacerlo mal, no le sale peor.
En la segunda vara el toro va al caballo con mucha alegría y con fijeza, y el picador José Luis Góngora, visto lo anterior, estuvo bien.
Salvo el tercer par, los demás a toro pasado. Este Fundi no escarmienta, se cree que está en los pueblos, con todos mis respetos hacia estos, pero donde de toros tienen otra medida y otros gustos.
En la muleta el toro cabecea un poco y tiene mucho que torear aunque, si lo hubiera llevado muy toreado, seguro que le hubiera corregido este defecto, pero esa es labor para maestros. Comentan que, por lo mal que lo ha hecho, el toro se ha cabreado. Lo mata de un bajonazo.

El quinto está fuera de tipo y además inválido. Lo pican en la paletilla. En la segunda vara el toro va con alegría pero, debido a las pocas fuerzas que tiene, no hay pelea.
En la muleta el toro tiene una embestida incierta, pero humilla, y el torero no está por la labor de torear con la verdad por delante, no hace mas que perder pasos. Parece una bailarina.
Mata tras dos intentos y dos descabellos.

El sexto tiene una cabeza impresionante, pero su comportamiento es de manso. En el primer puyazo el toro derriba, pero más por la inutilidad del picador que por la bravura del toro, ya que marra con la pica. Al quedarse el caballo sin montado, el toro empuja a éste y es el monosabio quien hace de soporte para que no derribe al caballo. Aplauden al “mono”. En la segunda vara si lo engancha bien, pero aprieta con saña, como vengándose de lo anterior. Es típico este tipo de acciones en los picadores: cuando el toro los derriba, después suelen picar con mucha mala uva. Venganzas pobres.
En banderillas el toro no le gusta a los peones, seguramente por su comportamiento anterior, y, tanto Pirri como Maqueda, tienen que pasar varias veces para poder colocar cuatro palos.
El toro embiste a la muleta con la ara alta.
Mata de un pinchazo y una media en los bajos. El estoque sale por los costillares.


Pepeillo

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