No sé por qué motivo, al principio
de la feria me metí a adivino, porque barruntaba que
esta feria iba a ser grande. La primera sorpresa positiva
fue ayer, porque todo lo que había ocurrido anteriormente
estaba previsto; el ganado de Escolar Gil complicado
y lo de Hernández Plá por los
suelos; pero la sorpresa fue que el ganado de Astolfi
no se cayera, y no se cayó, aunque tampoco fue una
corrida fácil, pero algunos toreros con un poquito
de imaginación y valor podían haber conseguido
algo más.
El primero de Encabo tuvo
mucha movilidad y con toros de esas características,
el triunfo depende exclusivamente del torero, aunque el toro
blandeó un poco.
Fue muy mal picado y la segunda vara se la puso el piquero
en la paletilla, hecho que acusó el astado. Con las
banderillas estuvo en su línea, vulgar. Los tres pares
fueron a toro pasado. Con la muleta estuvo en su línea
de ratonero, metiendo el pico y perdiendo pasos en cada pase.
Mata de estocada tendida y hay división de opiniones.
En el cuarto veo los primeros lances de la feria con el capote.
El toro se arranca con alegría al caballo pero la puya
le cae trasera al picador.
En el quite llevó a cabo dos medias verónicas
muy profundas.
En banderillas, aunque lo intentó no consiguió
poner ningún par cuadrando en la cara del toro, excepto
un par por los adentros.
La faena de muleta la comenzó en terrenos del 7, pero
como su público estaba en el 5, muy disimuladamente
terminó la faena en este tendido. Si los aficionados
le llaman “ratonero” es por algo, pero se encontró
con lo que no esperaba, que el toro se rajó, a mi humilde
opinión porque se excedió en los pases de castigo,
y el toro se desengañó, suele ocurrir esto en
ocasiones, por eso el arte es medir el castigo al animal,
tanto con el caballo como con la muleta. El caso es que el
toro terminó en chiqueros y allí se echó
y hubo que apuntillarlo.
El segundo toro, de buenas perchas aunque
tenía el pitón izquierdo escobillado, le tocó
en suerte a Eugenio de Mora y el piquero
lo picó trasero. Hasta que no envíen al paro
a más de uno, veo difícil que se solucione este
problema. Podían hacer lo que propone mi amigo Joaquín:
Hacer un círculo en el morrillo del toro y así
no fallan. ¡Qué pena!
Las banderillas de El Ecijano II vulgares.
En la faena de muleta saca al toro a los medios y al segundo
pase le pone los pitones en el pecho. A partir de aquí
el torero mostró mucha desconfianza.
El quinto negro burraco lo recibe de capote muy mal, Eugenio
de Mora. En la primera vara le tapa la salida el picador,
y que yo sepa esto se le hace a los toros descaradamente mansos
y que huyen al contacto del hierro de la puya, pero no a los
toros que se dejan picar. En lo que ha derivado el invento
de Atienza.
Buenos pares de banderillas de Téllez
y Víctor Cañas. Con la muleta
se le ve desconfiado y como fruto de esto abrevia, hecho que
es de agradecer porque el frío se deja sentir a estas
horas de la tarde.
El primero del Cid es un
toro muy serio, pero también es el más manso
de la corrida, le tira unos gañafones que ponen los
pelos de punta.
Hay un detalle de Encabo como director de lidia. Al aparecer
los piqueros en el ruedo, el toro como no había sido
fijado andaba por la plaza como rebaño sin pastor,
y Encabo en un quite evita que el toro acuda al picador fuera
de los terrenos contra querencias, llevando a cabo unos capotazos
preciosos que fijan al toro.
En banderillas, los peones montan el número, y la verdad,
el toro no trasmitía peligro que justificara este desastre.
Tuvieron que pasar ocho veces para poner cuatro banderillas,
pero como el arte y el peligro no se pude medir...
El toro con la muleta es complicado por ambos pitones, al
primer pase se deja pero al segundo no traga. Mata en la suerte
natural de una estocada que es aplaudida.
Saluda desde el tercio.
En el sexto, otra de lo mismo, tanto el director de lidia
como el peón que tapa puerta, estaban pero no estaban
y el toro entra descompuesto al piquero de reserva y este
lo pica en la paletilla. Este hecho marcó el comportamiento
posterior del toro.
Lorenzo del Olmo pone un buen par.
Con la muleta nada destacable. Mata de dos pinchazos. Silencio.
Pepeillo
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