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San Isidro 2004

6ª de feria. Corrida de toros
Toros Manolo González, González Sánchez Dalt, San Miguel. Procedencia, Carlos Nuñez.
Terna Antonio Ferrera
Miguel Abellán
Andrés Revuelta, que tomó la alternativa.
Comentarios Volvemos a la realidad de la fiesta

 

El medio toro entró en Madrid. Eso es lo que llevan buscando los taurinos para sus toreros desde hace mucho tiempo, con el mismo ahínco que los ricachones maduros que no saben dónde gastarse los millones, y faltándoles la motivación que la vida tiene para su edad, buscan la eterna juventud, aunque para ello tengan que pagar una fortuna.

Que el toro salga a la plaza con las fuerzas justitas, que el picador tenga que simular la suerte de varas con picotazos traseros, y tapándole la salida como si de un manso de libro se tratara, eso no importa. Lo que importa es que el toro presente el menor peligro a los toreros durante la lidia, y de eso se encargan los taurinos, por cierto, en muchas plazas de la España taurina aplauden mucho estos detalles. Bueno, pues ayer ya se empezaron a ver ese tipo de detalles en las Ventas. A muchos de estos toros, si no los picaran tan poco, se les notaría mucho porque no sé lo que ocurre, pero estos animales ya salen preparados desde los chiqueros, bueno, pues a esto le llaman falta de raza. Bajo el punto de vista de la ley, esto último sólo justificaría ese mensaje que le envía un aficionado del tendido bajo del 7, para muchos, trastornado, pero para casi todos los aficionados, lleno de razón: ¿A quién defiende la autoridad?. Y responden otros trasnochados aficionados, a coro. “A los ladrones”.

Al día siguiente, en los papeles, la mayoría de los periodistas se dedican a reflejar opiniones mediatizadas por los taurinos y la gente que manda en el mundo del toro, como éste; muy común entre estos últimos. Tal torero se ha inventado un toro, cuando se produce una faena a un toro inválido de la figura de turno.
En la misma línea de lo anterior, ayer el periodista que escribe la crónica taurina de un diario de abolengo, se permitió el lujo de hacer un comentario en contra de un determinado sector de la plaza, ya que bajo su criterio, existe acoso orquestado sobre un presidente de la plaza. Debería haber contado también el motivo de esas protestas hacía esa personal que la autoridad pone como presidente.

Reconozco que no tenía que haber leído dicha crónica y prometo no hacerlo nunca, ya que tengo que cuidar mi salud de opiniones insidiosas de acoso y derribo hacía el aficionado que paga su entrada y que le recuerda al presidente con sus protestas lo que tendría que hacer él, como devolver los toros inválidos. Todavía no he visto que un presidente de propia voluntad devuelva un toro, si no es porque se ve acosado por el público en su petición. Esto viene también al hilo de que este gacetillero se permitió la osadía de alabar al presidente Lamarca al no devolver el toro que tan maravillosamente toreó Cortés, lo que hubiera evitado que se produjera la faena que este torero hizo a ese toro.

Si el toro estaba invalido, pues a devolverlo. Hay que cumplir la ley. Si el torero venía con ganas, le hace faena a ese toro y al que se ponga por medio. Pero no, la faena hay que hacerla a los toros inválidos, que no tengan peligro para los coletas, ya que una lidia de un toro íntegro con su fiereza incólume, va en detrimento de las arcas de los empresarios.
Bueno, y los que lean este escrito dirán, qué tiene que ver esto con la corrida de ayer, pues algo tendrá que ver.

Ayer, los que torearon no eran figuras consagradas, aunque había un olorcillo a figurillas, y claro, había que seleccionar el ganado que estos debían torear. Para ello necesitaron cuatro ganaderías distintas y al final el espectador no sabía de quién era el toro que se estaba lidiando. El cuarto, en la tablilla ponía que era de Manolo González, y al parecer era de Jarrama, del mismo propietario.
La corrida fue pobre de presentación, de una borreguez alarmante y escasa de fuerzas. Dicho esto, los picadores se limitaron a dar picotazos, en la mayoría de los casos a indicaciones de su jefe, pero ni con eso consiguieron mantener en pie a ningún toro ni que embistieran con un poco de dignidad. Alguien tendría que dar explicaciones por qué esta ganadería viene a esta plaza y a otras claro. A ver si algún gacetillero convence a la afición de este hecho escribiendo claro.

También fue la tarde de los quites, y hasta hubo piques en el cuarto toro. No sé cómo se les ocurre hacer esta pantomima de quites. ¿Esto es el futuro que viene?
Y ya sólo me resta decir, ya que la tarde no dio para más, que tomó la alternativa Andrés Revuelta, que sustituyó a Salvador Vega, de manos de Antonio Ferrera que le cedió la lidia del toro Corremares de González y Sánchez Dalp. Que devolvieron dos toros, el quinto y el quinto bis, y salieron dos sobreros del Conde de la Maza, el primero inválido que fue devuelto y el segundo que no tenía ningún pase.

Pepeillo

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