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San Isidro 2004

8ª de feria. Corrida de toros
Toros Toros de Carriquirri: Procedencia Carlos Nuñez, línea Rincón.
Terna Uceda Leal
David Fandila “Fandi”
Serafín Marín
Comentarios No hay billetes

 

Tarde de “no hay billetes”, seguramente la culpa la tuvo San Isidro, porque casi todo lo demás sobraba.
Hemos entrado en picado en lo más negativo de la fiesta y eso me inquieta. Me preocupa que el ganado salga con una borreguez digna de bueyes de carreta, toros sin nada de codicia. Me alarma que el tercio de picar sea cambiado por dos picotazos. Hay que picar, y si hay que devolver toda la corrida, pues adelante, ¿para qué está el presidente?, ¿para hacer el “Don Tancredo”, ignorando las quejas de los aficionados? Me aflige que los toreros tengan que hacer de enfermeros, aunque da la impresión de que a muchos no les molesta esto y están en su papel. Me intranquiliza que los directores de lidia se olviden de sus funciones y que cada tarde varios toros sean picados por el picador de reserva en querencias y el monosabio de turno tenga que hacer el quite a cuerpo limpio. Me preocupa el tipo de ganado que compra la Empresa, porque en las ganaderías habrá ganado con nota y ganado con menos nota, y supongo que tendrán distinto precio, visto el comportamiento creo que lo que salió por chiqueros era auténtico saldo.

Como ya comenté anteriormente que no vengan con el cuento de que se ha perdido la raza. Lo que se ha perdido es la dignidad, el respeto y la vergüenza hacia el respetable.
A ver cuándo solucionan también el problema de los corrales, creo que aquí la autoridad competente tendría mucho que decir y de una puñetera vez hacen ejercicio de sus competencias y dejan de hacer la vista gorda.
Creo que en este mundillo los únicos que tienen afición son los que pagan la entrada, todos los demás incluidos ganaderos son un fajo de incompetentes, porque un ganadero que es honrado y ve salir por los chiqueros esa piltrafa de ganado, si es culpa suya, debería enviar todo el resto de la camada al matadero, y si no es así, denunciarlo.


El primer toro de Uceda Leal, empujó con clase en el caballo aunque fue picado trasero. En la faena de muleta no se acopló, en la segunda serie consigue bajarle la mano y por lo menos hubo ligazón. Pena al toro de una buena estocada.
El cuarto es un inválido y descastado, no quiere ni ver los capotes. Lo pican con dos picotazos y el toro sale suelto de cada uno. Cuando el presidente cambia de tercio, se produce una gran protesta. A continuación, en cuanto el torero baja la muleta el toro se cae.


En el segundo, hubo una movida de corrales. El segundo del hierro titular fue devuelto, se corrió turno y salió el quinto que también fue devuelto y en su lugar salió un burel de Ramón Flores, sospechoso de pitones. El picador se ensañó con él y le zurró la badana. En banderillas nada destacable.
El quinto toro, otro de Ramón Flores, feo de hechuras y pobre de cara, de salida no quiere saber nada de capotes. Antiguamente a estos toros se les llamaba “abantos de salida” y eran típicos con este comportamiento los de “Parladé”, pero una vez que eran fijados y a partir de la primera vara, el toro cambiaba su comportamiento. En esta época los ganaderos que tienen este tipo de encaste se han quedado con lo primero, lo segundo lo han perdido.
En el tercio de varas, la primera fue penosa y la segunda muy trasera.
En el primer par, El Fandi, sale de la suerte muy apurado y si no se hubiera caído el toro, hoy lo hubiera estado lamentando. En el segundo par, lo pone corriendo hacia atrás y cuadra en toriles.
El tercer par lo coloca al violín y después de unas carreras de toro y torero, se paran ambos en la arena y el público se harta a aplaudir. Ahora falta torear, como pensaría cualquier aficionado, pero de eso nada, comienza la faena como una bailarina de ballet y totalmente desconfiado, el toro se ha venido un poquito arriba y por el pitón izquierdo presenta complicaciones, pero tiene mucha nobleza. Al final se rajan toro y torero.

Serafín Marín recibe con el capote a su primero con muchas ganas en tablas del 7, pero le salen muy atropelladas las verónicas de recibo. Al poner al toro al caballo, éste pierde las manos. Hay protestas.
En la suerte de varas nada destacable, sólo protestas del respetable cuando cambió el tercio. Brinda el toro a sus padres y durante la faena de muleta utiliza con frecuencia el pico y cuando baja la mano el toro rueda por la arena.
Mata de un pinchazo, una estocada tendida y tres descabellos.
Al sexto lo pican en su sitio pero la puya cae un poco desprendida. En la segunda vara se agarra en el morrillo, pero también un poco caída. En esta vara el toro a la salida se lleva enganchada la puya.
Un quite ajustadísimo por Navarras de Serafín Marín. En el quite del perdón, de Uceda Leal se cae el toro.
Lo más destacable de este toro y también de la tarde, son tres fantásticos pares de banderillas, dos de César Pérez y otro de Ismael Gómez, junto con la lidia del Boni.

 

Pepeillo

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