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San Isidro 2005

9ª Corrida de feria, 19-5-2005, Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo.
Toros Toros de El Pilar: Encaste: Aldeanueva
Terna Fernando Cepeda: De Salmón y oro. Cuatro pinchazos. Aviso. Tímidas protestas. Estocada atravesada y tres descabellos. Aviso. Silencio.
David Fandila, “El Fandi”: De Azul claro y oro. Estocada trasera. Silencio indiferente. Estocada desprendida. Petición de oreja.
Matías Tejela. De rosa y oro. Estocada delantera y contraria. Silencio. Estocada desprendida, hartándose de toro. Oreja.
Presidente D. César Gómez Rodríguez.
Comentarios Ocasión perdida


El corazón torero de Fernando Cepeda debe moverse entre la tiniebla y la sombra y no se ha atrevido a dar el paso definitivo hacia la luz, para que el toreo que lleva realizando durante toda su carrera dejara de estar lleno de dudas y hubiera llenado las plazas de toros de esa maestría que atesora en lo profundo de su ser.
Ayer en su primero, el más flojo del encierro, fue uno de esos días de dudas y sombras y en cada muletazo su corazón dejaba atrás la pierna contraria y metía el pico de la muleta, y el aficionado ve estos detalles pero no siente lo que su corazón para poderlo juzgar con más ecuanimidad. La faena fue de más a menos terminando su labor diluida en la vulgaridad. En su segundo sacó a relucir los mismos defectos que en el primero, llegándose a poner pesado en su labor.

El primero de El Fandi comenzó sus correrías buscando el camino del campo, pero eso era justamente lo contrario de lo que se le pedía como toro de lidia. Con los palos estuvo vulgar y el burel sacó a relucir en el último tercio la mansedumbre que tenía dentro, buscando durante la faena las tablas, y el matador tuvo que lidiar contra este problema y contra sus propias carencias en el manejo de la franela.
Su segundo toro se fue con las orejas puestas. Lo recibió con unas verónicas muy ajustadas, derrochando voluntad, pero una cosa es esto y otra muy distinta torear, y a este torero no se le puede negar su disposición sobre el ruedo, pero en Madrid se exigen otras virtudes. Así es El Fandi, o lo tomas, o lo dejas. Es un torero alegre, bullanguero, para públicos menos exigentes donde suele agradar mucho el tipo de toreo que realiza. Con la muleta estuvo vulgar, y el toro, noble y codicioso, le puso en evidencia sus carencias. Otra vez será Fandi.

El sexto de la tarde, un toro de gran arboladura y astifino, comenzó metiendo bien la cabeza en el engaño por ambos pitones y aunque flojeó con el caballo se vino arriba en banderillas lo que aprovechó muy bien Tejela para llevar a cabo una faena por ambos pitones, consiguiendo series muy templadas y hondas, bajando la mano y cerradas con el de pecho, terminando su labor adornándola con un pase cambiado. El toro no dejaba de embestir, pero en las reglas del toreo, las que no están escritas, hay una que dice: las faenas de “cinco minutos”. Su labor fue premiada con una oreja.

Pepeillo

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