El refrán dice que en las corridas de toros, sol y moscas. Ayer hizo un día de esos que huyen del sol hasta las chicharras, pero los tendidos estaban a rebosar, como casi todas las tardes, y soportar la temperatura en los tendidos de sol estaba destinado sólo a los héroes.

Era la corrida de La prensa y como viene sucediendo desde hace años, asistió su majestad El Rey, junto al torero Curro Vázquez y el Sr. Urbaneja como representante de la prensa, y claro, como viene pasando ya desde hace varios años, cada matador trajo sus toros, elegidos, o no, a capricho. No vinieron con ellos debajo del brazo porque no pudieron, pero todo se andará. Y al que se le olvidó traerlos, la empresa le puso a su disposición uno de Guadalest, que había estado de sobrero los días 15, 17, 20 y 23 del corriente y otro de Concha y Sierra, que estuvo enchiquerado igualmente como sobrero los días 19 y 22, corridos en quinto y sexto lugar. Este hecho, lícito o no, lo aprovechó la Empresa para hacer una limpieza de corrales en toda regla. ¡Sí señor, para eso hay libertad de prensa! La afición se preguntaba como todos lo años, ¿Dónde se ha celebrado el sorteo, si es que lo hubo? ¿Es legal lo que hacen en esta corrida los señores de la prensa? Supongo que sí, pero en el caso de que no lo fuera, ¿A quién defiende la autoridad?. Después de esto querrán que los ciudadanos se crean lo que escriben.

Bueno, vamos a lo que ocurrió en el ruedo que para eso fuimos a la plaza. Salió de nuevo César Rincón con el toro Ruidoso, de Jandilla, corrido en cuarto lugar. El toro iba bien por ambos pitones, hecho que aprovecho el coleta para darle dos verónicas muy ajustadas echando la pata pa`lante. El astado apretó en el caballo con codicia y el montado le zurró la badana sin medida, pero el toro siguió demostrando su casta para que se luciera en banderillas Gustavo Adolfo García, que tuvo que desmonterarse.
Y para no dejar feo al maestro, que lo dejó ver durante la faena de muleta, el toro siguió embistiendo como lo hacen los toros bravos, acudiendo a la muleta de lejos y desde distintos terrenos. Visto lo visto, se planteó una cuestión entre la afición: ¿quién había toreado a quién?. El torero toreó con mucho temple y ligó las series, estuvo muy torero, pero le faltó echar la “biela pa´lante” para que la faena hubiera sido de escándalo, faenas que solo las llevan a cabo los elegidos. Pero creo que le faltó ambición.

Lo demás, pues Perera confirmó la alternativa y en su primero no consiguió ligar ni una serie. Toreó fuera de cacho quedándose descolocado entre pase y pase. El torero por un lado y el toro por otro, cada uno haciendo la guerra por su cuenta. A su segundo le dieron muchos capotazos y esto unido a que el toro se había dejado la bravura en la finca, al segundo muletazo de cada serie pegaba unos tornillazos que hacían imposible el lucimiento del torero. Había que torear mucho en ese toro.

A Matías Tejela le devolvieron el primero por invalidez y en su lugar salió un sobrero de El Torreón, y se encontró con un animal que iba bien por los 2 pitones pero que al doblarse con él, al principio de la faena, el toro se le rajó y se quedaba a mitad de la suerte. El torero, por su parte, le ahogó la embestida y en cada pase le perdía pasos, señal inequívoca de su poca confianza.
En su segundo, otra de los mismo, el toro había recorrido ya más corrales que Florito y el toro llegó a la muleta con una embestida incierta y el torero tampoco quiso complicarse la vida.

Pepeillo

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