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San Isidro 2006

23-5-2006 Corrida de toros. Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo.
Toros Puerto de San Lorenzo . Encaste: Atanasio Fernández
Terna David Fandila, "El Fandi" : De tabaco y oro. Estocada trasera y atravesada en su primero. Silencio. Estocada desprendida, perdiendo la muleta y descabello. Silencio.
César Jiménez:
De blanco y oro. Estocada infame al segundo de la tarde. Pitos. Pinchazo hondo, bajo y atravesado en el quinto. Tímidos aplausos.
Matías Tejela:
De verde y oro. Pinchazo sin soltar y estocada desprendida en el tercero de la tarde. Oreja con protestas. Dos pinchazos y estocada baja y delantera en el sexto. Aplausos.
Presidente D. Manuel Muñoz Infante.
Comentarios Sin norte

 

No hay ninguna duda de que el público es soberano y expresa su criterio como lo vive y lo siente, pero hay que tener presente que cada estamento tiene sus normas. El principal argumento que han defendido siempre los taurinos es que los que asistimos a las plazas de toros lo hagamos con el único propósito de divertirnos, a aplaudir cualquier pasaje de la corrida sin ningún ánimo de crítica y menos de exigencia, ya que para eso están ellos, para pensar y para velar para que se cumplan las normas. Debido a eso, así están las cosas en el mundo taurino. Ayer se vivió en Las Ventas momentos velados de confusión, ya que fueron aplaudidos en el arrastre dos toros, el segundo y el tercero, toros que no se merecían ese honor en base al juego que dieron sobre el albero.

Este hecho lo han tomado al pie de la letra determinados sectores de espectadores, pero, ¿realmente beneficia a la fiesta? Ciñéndonos a lo visto, en esta plaza se aplauden lances que merecerían las más sonoras reprimendas. Se aplauden bajonazos, y con ellos se cortan orejas, con lo cual no me extraña que se haya impuesto esta manera de ejecutar la suerte que antaño llamaban "suerte suprema". Se aplauden faenas de muleta donde los toreros torean con la suerte descargada, toreros-banderilleros que colocan los rehiletes a toro pasado, y los espectadores se rompen las manos aplaudiendo, se pican los toros traseros y se les tapa la salida a casi todos los toros y los picadores abandonan la plaza, sino aplaudidos, sin recriminación alguna. En fin, detalles y más detalles que marcan el estado de la fiesta. No nos extrañemos cuando un torero viene a Madrid, después de estar triunfando por esas plazas de la geografía española, se sorprenda que su labor no sea valorada como lo hacen en otros lugares, esto es debido a que afortunadamente aún queda en esta plaza un reducto de aficionados que velan por la integridad de la fiesta, pero que si los taurinos pudieran quitar de en medio, lo harían de un plumazo.

Otro ejemplo que hace reflexionar sobre lo expuesto es la faena que realizó Matías Tejela al sexto de la tarde. Un toro manso pero encastado, que le dieron una mala lidia en el primer tercio ya que el toro no quería pelea, hasta que llegó Villalpando, torero de plata de la cuadrilla de Tejela, y le echó el capote abajo, enseñándole a embestir, sino, aún le están dando mantazos. Este toro llegó a la muleta un poco descompuesto pero humillando, poniendo un precio alto al torero que intentara torearlo. Tejela en este caso confundió la faena, y en lugar de lidiarlo, que es lo que estaba pidiendo a gritos el toro, intentó hacerle la faena que ya traería en mente, y el toro acabó subiéndosele a las barbas, y en lugar de torear el torero, toreaba el toro. Ahí no acabo todo, porque al final, la faena tendría una componente emocional, y si llega a matar medianamente bien le dan la oreja y la consiguiente puerta grande a un torero que ayer estuvo mediocre.

En su primer toro, con la muleta estuvo ventajista, realizando una faena que en cuanto sales de la plaza se han olvidado. Estuvo ventajista, metiendo el pico cuando toreó al natural, aunque por ese pitón el toro tenía menos recorrido. Tengo anotados dos derechazos muy templados llevando al toro muy empapado en la muleta.

El Fandi no salió de la mediocridad, tanto con el percal, la franela y con las banderillas. Tiene su público, con los palitroques es bullidor y gran parte de los espectadores encuentran espectacularidad en este tercio. Pero, poner un par de banderillas es otra cosa, es, tomar al toro en corto, dejarse ver y cuando se produce el embroque, cuadrar, ganarle la cara al toro, asomarse al balcón, sacar los brazos de abajo arriba, clavar reunido y salir andando de la cara del toro.

Con la muleta, El Fandi no perdía pasos, perdía zancadas, ante un toro que metía la cabeza con clase pero que tenía el inconveniente de la falta de fuerzas. En su segundo, se lo llevó a los terrenos del tendido 5, por problemas con el viento, y allí sacó el repertorio ventajista, toreando fuera de cacho, tomando la muleta por el extremo del estaquillador, en fin, mejor olvidar.

Cesar Jiménez, citó a su enemigo de lejos por partida doble e invirtiendo los terrenos para que el público no se aburriera, y el toro tampoco, pero después de esto y ante un enemigo que merecía otro tipo de faena, estuvo vulgar, templando eso sí, pero escondiendo la pierna contraria y no cargando la suerte, y ese no es el toreo que debe ejecutar un torero que quiere ser figura. A su segundo lo recibió de hinojos sacándoselo hacia los medios, pero insisto, en Madrid se pide el toreo, no ese tipo de exposiciones. De rodillas van los penitentes en las procesiones. Los muletazos no salían limpios ya que el toro punteaba al final de los muletazos y no supo cómo corregir este defecto del toro.

Pepeillo

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