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San Isidro 2006

28/5/2006 Corrida de toros. Plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo
Toros Dolores Aguirre . Encaste: Atanasio Fernández
Terna José Ignacio Ramos : De azul celeste y oro. Estocada a ley perdiendo la muleta. Aplausos. Dos pinchazos y estocada caída. Silencio.
Fernando Robleño
: De rosa y oro con remates blancos. Pinchazo hondo y bajonazo. Aviso. Aplausos. Estocada baja y atravesada. Saludos desde el tercio.
Sergio Martínez: De Azul marino y oro. Estocada baja y atravesada. Silencio. El toro fue pitado en el arrastre. Pinchazo con el brazo suelto y estocada. Silencio.
Presidente D. César Gómez Rodríguez
Comentarios No hubo suerte

Hace algunos años la ganadería de Dolores Aguirre sufrió una crisis de fuerza, casta y bravura, y la ganadera decidió no volver a Madrid hasta que tuviera unas mínimas garantías de que sus toros no iban a rodar por el suelo y que su comportamiento estuviera dentro de lo que se puede esperar de un toro de lidia. Este año decidió volver, supongo que con la esperanza de que los ejemplares elegidos dieran buen juego, pero, no ha sido así, y los aficionados han podido comprobar que el encaste Atanasio en esta vacada no atraviesa su mejor momento.

La corrida salió descastada, falta de raza y, lo que es peor, escasa de fuerzas. También hubo algunos toros que sacaron mucho peligro, sin embargo, este hecho permitió mantener la atención de los espectadores. José Ignacio Ramos estuvo muy digno en su primero, aunque se le quedaba corto por ambos pitones y embestía rebrincado por el pitón izquierdo. Si no fuera por las limitaciones que este torero tiene con la muleta, posiblemente estuviéramos hablando de manera muy diferente de la faena a este toro. Su segundo, un manso de matadero al cual el torero no pudo hacer nada, tuvo la osadía de echarse durante la mitad de la faena, dejando por los suelos la poca ilusión que posiblemente le quedaba a la ganadera.

Fernando Robleño tuvo en su primero la oportunidad que muchos toreros esperan para jugársela en una plaza importante, y lo único que tenía que haber hecho es quedarse en el sitio. Ese sitio donde la quietud se paga tan caro, ya que desde él el torero tiene garantizado que la emoción llega a los tendidos, y es precisamente cuando se consigue la sintonía entre toro, torero y afición. Pero no se produjo el milagro, ya que Robleño no está atravesando su mejor momento, y el valor que antaño demostró sobre el albero de esta plaza parece haberse esfumado como por arte de magia. No obstante, el torero estuvo muy aseado. En su segundo, un galán de 608 Kg con poca fijeza, le dieron muchos capotazos debido a la impericia de los toreros de plata. Sin entrega, durante la faena de muleta al torero le faltó mando, porque aunque el toro protestaba desde el primer muletazo, cuando metía la cabeza hacía el avión.

El primero de Sergio Martínez , un toro que no se entregó en la pelea, fue muy mal picado y durante la faena de muleta demostró su falta de raza. Al segundo muletazo se rajaba y estuvo falto de fijeza desde que salió por chiqueros hasta su muerte y el torero tampoco se acopló a la lidia adecuada. Su segundo tuvo más tranco y suyas fueron las únicas verónicas de la tarde, pero en el último tercio de la lidia no lo sometió, bajándole la mano. Fue el toro de más calidad de la corrida, aunque por el pitón izquierdo no se tragaba un pase.

 

Pepeillo

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