No había visto nunca el miedo tan dentro en un torero como lo tuvo ayer El Califa. El sentimiento del miedo en los toreros es tan grande, como lo puede ser la esperanza de los aficionados que esperan y esperan que se produzca el milagro de que el toro por chiqueros salga íntegro. Por eso, cuando se produce, es difícil de controlar y es el rostro el primero que delata a quien lo siente. Fue despues de un remate de un pase vulgar de los muchos que dio a su segundo enemigo, cuando el toro sintió la presa a su alcance y se arrancó. El torero debió sentir un escalofrió tan grande que no pudo quitárselo de encima con un movimiento de muleta o un recorte, gracias a que las piernas le respondieron en su justa medida y que el toro, debido a su escasez de fuerzas y al castigo que había recibido, no tuvo más pies, sino......

La corrida fue problemática para los toreros y para el aficionado, ya que su comportamiento les privó a ambos de una gran tarde de toros, porque al estar en la semana torista el aficionado viene con las ilusiones renovadas de ver en los toros las dos virtudes mas apreciadas: Bravura y casta , y en los toreros el conocimiento necesario para darles la lidia adecuada. Ninguna virtud apareció en el albero de la plaza, salvó el quinto toro. Un toro que fue muy mal picado, en banderillas acudía al embroque con una clase más propia de un amigo que de un enemigo, pero solo por el pitón derecho. Algo es algo. López Chaves, así lo entendió y se echó la muleta a la izquierda y comenzó a dar naturales a destajo, como si su sueldo dependiera de la cantidad y no de la calidad. Pero no aguantaba la acometividad del burel y, ¿qué hacía para solucionarlo? Pues lo que pueden imaginar, perderle pasos, y así convertirse en una bailarina de ballet en lugar de un torero de poder y mando, torear al hilo del pitón y meter el pico. Realmente es lo que se ve por ahí, luego tampoco debemos extrañarnos tanto. Su primero, un toro protestado por blando, en el último tercio citaba en redondos con la muleta "planchá", pero no remataba atrás los pases y los vaciaba todo lo lejos que le daba el brazo, eso restó vistosidad a la faena e interés a los espectadores.

El primero de El Califa fue complicado y reservón que embestía a arreones, y claro, si encima que hay que ponerse delante de un toro de esta catadura, hay que torear, eso es mucho exigir a un torero moderno.

Javier Valverde le tocó un primer enemigo sin trapío y con las fuerzas justas, y no tuvo bastante con eso que el piquero dejó que el toro se estrellase en el peto en lugar de sujetarlo con la puya. En la muleta tuvo un comportamiento variado, embestía humillando pero en momentos con poca clase, pero el coleta no pudo sacarle fruto a las pocas virtudes que tuvo el toro. A su segundo, un toro aplaudido de salida debido a su trapio, en la faena de muleta lo citó de lejos pero no le aguantaba, aunque hay que decir que el toro no valía un duro ya que estaba destrozado de los cuartos traseros y le costaba mucho desplazarse.

Pepeillo

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