22-Enero de 2005

Primera corrida de temporada. Plaza de toros de Carabanchel (antigua Chata)
Novillos 6 novillos de la ganadería de Río Grande. Encaste: Pérez Tabernero, línea Santa Coloma.
Terna El chispa”: Media tendida. Le devuelven el novillo al corral después de 3 avisos, segundo y tercero con retraso.
Alberto Aguilar: Estocada desprendida tirándose a ley. Oreja. 4 pinchazos y media caída y trasera. Petición de vuelta. 3 pinchazos y estocada delantera. Aviso
Andrés González: Pinchazo sin soltar y casi entera, baja, saliéndose de la suerte. 2 pinchazos, estocada trasera y tendida y 2 descabellos.
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De acuerdo, los espadas de ayer son jóvenes y algunos de ellos futuros valores del toreo, yo les deseo lo mejor del mundo ya que la inversión que tienen que hacer hasta que llegan a ser toreros es mucha. Pero ya que vienen de la escuela taurina, alguien debía explicarles el código ético que existe en esta profesión. A El Chispa le fue devuelto un novillo al corral, el cuarto, motivado por su falta de habilidad y exceso de confianza ya que el astado no fue complicado. Hasta aquí todo normal, pero el público que era un padrazo, le dedicó una ovación al torero para animarlo, y qué hizo él, corresponder con un saludo desde el tercio, y claro, ese comportamiento no era lógico ya que eso implica no conocer las normas que se usan en el mundo del toro. Tenía que haber agradecido los aplausos de otra forma, sentirlos, pero saludar como lo hizo, ¡de eso nada! Pero de todas formas ¡ánimo torero!

Los novillos que se corrieron dieron buen juego en general pero hubo de todo, inválidos, como el tercero, cuarto y sexto, pero en líneas generales se dejaron torear. Con el caballo me gustaron el primero y el segundo, pero los piqueros no midieron el castigo, y les zurraron la badana de lo lindo, incluso buscando siempre taparles la salida.

En cuanto a los toreros, El chispa se llevó el peor lote. Su primero después de picado quedó para el arrastre ya que como derribó al picador titular lo tuvo que picar el reserva y lo hizo con saña, como si estuviera ajustando cuentas. No obstante, al torero se le vio con voluntad tanto con el capote como con la muleta, aunque un poco acelerado, y claro, el toreo necesita lentitud y tranquilidad. En el novillo devuelto estuvo mal aconsejado, ya que perdió mucho tiempo después de entrar a matar, porque el efecto de la estocada no fue el esperado, y cuando quiso reaccionar ya era tarde, y eso que el presidente le trató con benevolencia ya que los dos últimos avisos los envió con retraso.

Alberto Aguilar estuvo bullidor y vulgar, toreando para afuera. Dibujó dos naturales de buen trazo, pero la faena fue de altibajos. En algunos lances salía despavorido de la cara del toro como si en la carrera le fuera la vida, cuando el novillo era un alma de la caridad. En la suerte de matar se tira a ley y cobra una estocada hasta la cruz, concediéndole una oreja. En el quinto estuvo muy pundoroso con el capote y con la muleta la faena tuvo de todo, como en botica. Tengo anotado un redondo muy largo y profundo llevando al toro muy toreado, pero le faltó rematar los pases. “Hete hay el dilema”, parece fácil cuando lo hacen los buenos toreros, pero eso de rematar para adentro y a la “caera” sacando limpia la muleta por debajo de la pala del pitón y quedando colocado para el siguiente pase, no creo que sea fácil, por lo menos este torero no lo interpretó así. El caso es que mató mal, sino le dan la oreja y sale por la puerta grande. Un error bajo mi punto de vista ya que es alimentar falsas esperanzas.

El primer novillo de Andrés González era un toro en toda regla, pero estaba inválido de los cuartos traseros y lo que tenía que haber hecho el presidente era devolverlo, pero como en esta plaza no se oye ni una protesta, claro, dejar esta responsabilidad en manos de la autoridad es cosa perdida.
Me llamó la atención la “caña” que se le da al toro desde el burladero por parte de los peones. Qué manía de citar al toro desde él y con el simple propósito de que derrote y pierda fuerza. Hubo un momento durante el brindis de un torero, creo que fue el tercero, que el novillo estaba fijo por los peones, claro estos en el burladero, y no paraban de incitarle para que derrotara hasta que derrotó. ¡Qué vergüenza!
Durante la faena de muleta el novillo no se tenía en pie, y él erre que erre, hasta que consiguió aburrir al respetable.
El sexto tenía de nombre “Papelera”. Vaya nombrecito que le puso el ganadero. El torero tiene buenas maneras con el capote pero, otra de lo mismo, el toro tiene las fuerzas justas para que lo cuadre y entre a matar, pero está en novillero intentando agradar al público, y conseguir con ello contratos posteriores, hasta llegar a ponerse pesado. Lo entiendo. ¿Les suena esto? Pues otra de lo mismo.

Pepeillo

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