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LUCES Y SOMBRAS

Entrega de La Oreja de Plata

Aranda de Duero

Restaurante “El Nuevo Coto”

9-3-2007

Con marzo llega la luz de la primavera, y con ella el alumbramiento de la temporada taurina llena de ilusión a los aficionados que pacientemente han esperado durante el oscuro invierno. Los trajes de luces volverán a lucir al sol que llena de esperanza la arena de los cosos taurinos, para que los toreros y aficionados puedan ver cumplir los sueños que durante el periodo invernal han ido forjando. Dentro de unos instantes, los clarines y timbales volverán a sonar en las plazas que marcarán el comienzo de la nueva temporada.

Durante el paro invernal el aficionado mantiene viva la llama de la afición, asistiendo a tertulias y coloquios que le permiten estar al corriente de todo lo que acontece en el mundo taurino. Uno de estos acontecimientos se celebra cada año en el Restaurante El Nuevo Coto, de Aranda de Duero, donde la pareja que lo dirige, Raquel y Esteban, lleva varios años premiando la mejor faena y la mejor estocada de la feria celebrada en la villa arandina durante el mes de septiembre en honor de su patrona, La Virgen de las Viñas. Durante el invierno, y hasta la celebración del acontecimiento de entrega de trofeos que suele celebrarse por el mes de febrero, salvo este año que por problemas de agenda de uno de los toreros premiados se ha celebrado en la fecha marcada, se prepara con esmero y con tesón de verdaderos aficionados el evento para que cuando llegue el día marcado luzca con luz propia en el panorama taurino.

La cita era a las 21,00 h. A partir de esa hora fueron apareciendo en el restaurante el goteo de invitados, donde se encontraban los miembros del jurado que otorga el premio por votación, empresarios taurinos, ganaderos, representantes del ayuntamiento, miembros de la prensa y amigos de la casa. Alrededor de las 21,45 h, y con un lleno hasta la bandera, hizo su aparición uno de los protagonistas, el torero Morenito de Aranda . El público le recibió con muestras de cariño deseándole lo mejor para la nueva temporada, a la vez que se preocupaban por su estado de salud debido a la cogida que había sufrido en la plaza colombiana de Tuta durante la lidia de un toro de la ganadería de El Socorro, encaste Santa Coloma, el cual estuvo a punto de sesgar la yugular de una cornada en el cuello al descabellar.

Los asistentes teníamos la oportunidad de compartir comentarios, estar próximos a un torero, sentir de cerca las emociones que siente como si de los prolegómenos de una corrida se tratara. En fin, una experiencia que no suele ser habitual. A partir de las 10 de la noche comenzaron a aflorar las sombras sobre el albero del restaurante: los organizadores iban y venían con nerviosismo y entre los asistentes comenzó a correr el rumor de que José María Manzanares no asistiría a la entrega del trofeo. Sería un feo gesto por parte del torero, comentaban algunos asistentes, ya que la fecha de la celebración se había supeditado a su agenda. La noticia caló en los asistentes como un golpe de viento que deja a merced del toro al torero.

Las gestiones realizadas mantenían la esperanza de que el rumor fuera infundado, pero media hora después se confirmó la noticia de que no podía asistir, desconociéndose las causas que motivaron su ausencia. El estado de ánimo se apoderó de los organizadores y sobre el ambiente comenzaron a aflorar voces críticas sobre la aptitud irresponsable del torero, a la vez que animaban a la pareja organizadora. Esperemos que sepa demostrar cuando se vista de luces lo que no ha sabido demostrar como persona.

La cena fue todo un éxito. El torero Morenito de Aranda fue la estrella de la velada, y durante toda la noche fue recibiendo muestras de cariño por parte de los asistentes. Esperemos que tenga toda la suerte del mundo en esta dura profesión, donde en pocas ocasiones triunfa el que más lo merece, sino el que más oportunidades tiene, y estas nunca van en función de las cualidades del torero sino de la cuenta corriente de los ponedores.

Después de la entrega de trofeos, el organizador de la velada mostró su dolor recomendándole al empresario de la plaza de toros de Aranda de Duero, D. Victoriano del Río, que esta persona no fuera contratada como torero en esta plaza porque la afición no se merecía el trato recibido por una persona que suele vestirse de torero.

En otro orden de cosas, a la velada asistió también el ganadero Sotillo Gutiérrez, que durante la cual comunicó en privado que había vendido la ganadería procedente de Santa Coloma, la cual dirigía desde hacía 57 años. Este hecho significó un duro golpe a los aficionados que ven cómo poco a poco van desapareciendo los encastes señeros de la cabaña brava que durante años fue el sostén de la fiesta nacional, cerrando con esto más el círculo de los monoencastes en las ganaderías españolas.

Pepeillo

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