La globalización del robo
Como siempre Lula abre el fuego y se convierte en mi musa inspiradora. Esto va por su nota: “Servicio Técnico”.
Que el mundo está globalizado es una verdad 
              científica y los delitos no han quedado fuera de ella.
              En esta otra punta del mapa (Buenos Aires para los que no saben 
              de mí), el robo de teléfonos móviles o celulares 
              como les decimos nosotros, la cosa si no es igual, tal vez sea peor.
              Florecen como retamas los locales que ofrecen a plena luz del día: 
              “comprarte celulares pagando mas”... yo no creo que 
              la gente que tiene su teléfono vaya a venderlo por monedas 
              a esos locales de 2mx2m, atendidos por personajes de dudoso origen, 
      pero vamos, que todo es posible en la viña del Señor.
Hace unos meses pasé a integrar la lista de 
              víctimas de robo de teléfono móvil.
              No eran más de las 10 de la mañana, un día 
              laborable, con gente cubriendo las calles como hormigas a las que 
              le han pisado el hormiguero y salía yo de mi casa (vivo sobre 
              una de las avenidas más céntricas de la ciudad, algo 
              así como La Gran Vía llegando a Puerta del Sol en 
              Madrid), no caminé más de 30 pasos hasta sumergirme 
              en el túnel del metro y cuando estaba dentro del tren veo 
              que mi amado compañero de viaje no estaba en su sitio (dentro 
      del maletín).
Como suele pasar en estos casos, primero quise convencerme 
              que había dejado tan preciado tesoro sobre el escritorio, 
              ¡siempre tan distraída!, me dije con tono severo. No 
              quería decir la temida frase: “me lo han robado”, 
              no, no, cómo iba a sucederme una cosa así, me hubiera 
              dado cuenta si alguien ponía su mano en mi maletín, 
              a mí, tan atenta y conocedora de los riesgos de las zonas 
              tan populosas.
              Así que continué el camino y cumplí con mis 
              obligaciones laborales, pero sin quitarme de la cabeza a mi pequeñín.
              Está en la casa, Lica, ya verás, cuando llegues allí 
              estará, mirándote desde la mesa y repleta su casilla 
      de mensajes sin responder.
Abrí la puerta del departamento y sin respirar pasé como una bala hacia el escritorio, no sin antes pisar la pata de mi mascota que clamaba por los mimos de bienvenida que acostumbra a darme cada vez que regreso de la calle.
La verdad es la realidad. Allí no estaba. 
              Comencé una frenética búsqueda: por el piso, 
              en los cajones, en el cesto de los papeles, debajo de la PC(1), 
              corrí al dormitorio, destendí la cama, fui a la cocina, 
              miré dentro del refrigerador y del microondas... nada.
              Marqué el número desde un teléfono fijo con 
              la esperanza de oír su melodía en algún sitio 
              de la casa: nada y la operadora que decía que ese número 
              estaba desconectado.
      ME LO HABIAN ROBADO!!!
A esas horas mi negrito ya estaría en algún 
              local de “servicio técnico” como el que visitó 
              Lula para liberar el móvil alemán de su hija la erudita, 
              donde un señor de dudoso origen estaría pagándole 
              unas monedas por algo que compré hacia varios años 
              en un agente oficial por la dolorosa suma de u$s 400. y que me acompañó 
              en las alegrías y las tristezas.
              Fue testigo de la concreción de buenos negocios, de citas 
              maravillosas, y hasta de las conversaciones con mis entrañables 
              amigos españoles... todo pasado por sus minúsculos 
      chips.
Eso sí, como los muy c... no le cambiaron 
              el número, algunos amigos me dijeron que al llamarme les 
              atendió un señor muy amable que se ofreció 
              a “tomar el mensaje y pasárselo a la licenciada que 
              en ese momento no estaba disponible”...
      Servicios son servicios.
Hasta la próxima desde el Sur (globalizado)
Lica
      3/1/2004
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      e-mail de contacto: mariavalente@fibertel.com.ar

 (1) En españa ha triunfado 
              el término ordenador por lo que atribuimos sexo 
              masculino a nuestro PC. Sin embargo, al otro lado del atlántico 
              se ha impuesto el vocablo computadora por este motivo allí 
              se le atribuye sexo femenino.
              
      







