Mesas redondas

No voy a hablar de las mesas camillas de la salita que nos describía S.M., ni tampoco de la tabla redonda de los caballeros del rey Arturo. Me refiero a las conferencias que se organizan en torno a temas tan genéricos como ambiguos sobre la Calidad, el Desarrollo de las PYMES, la Sociedad de la Información, el Impacto de las Tecnologías, la Importancia del I+D+i...

El lugar de la convocatoria suele ser un hotel, cuyo número de estrellas va en función del glamour de la convocatoria, siendo el súmmum el Hotel Ritz(1), aunque no le va a la zaga el Hotel Palace. Como alternativa a los hoteles están los auditorios de las Grandes Empresas o de las Universidades.

Una mesa redonda sin catering pierde muchos alicientes porque, en el momento en que se sirve el ágape, se despliega una considerable actividad de relación entre los asistentes, que se intercambian tarjetas de visitas frenéticamente como si les fuera la vida en ello. Los que no llevan tarjetas para intercambiar aprovechan la oportunidad y se ponen ciegos a comer.

Los obsequios a los asistentes, generalmente bolígrafos y cuadernos de notas, son tan apreciados como el catering. Un asistente asiduo a estos saraos siempre tendrá una considerable provisión de material escolar para obsequiar a sus hijos y sobrinos que le mirarán como si fuera una persona muy importante.

Los ponentes se sitúan en una mesa - rectangular en vez de redonda- sobre tribuna que les da distancia y superioridad sobre el público asistente. La composición de la mesa está sujeta a fórmulas preestablecidas de representación de los siguientes organismos: la Administración Pública, las Fundaciones, la Universidad, las Multinacionales, las Consultoras.

El presidente de la mesa abre la jornada(2), generalmente presidida por un representante del organismo que paga. Los paganos más habituales son la Administración Pública, las Fundaciones y las Multinacionales; las Universidades van de gorra y las Consultoras siempre se llevan un buen pellizco, conforme manda su religión mercantilista.

La oratoria de los ponentes es irregular. Los consultores, muy habituados a estos eventos, gozan de un verbo fluido y un discurso tan ameno como huero. Los representantes de las multinacionales suelen ser personas de experiencia dedicadas a estos eventos y siempre aportan anécdotas curiosas, dentro del estilo abuelo Cebolleta(3). Los representantes de las Administraciones Públicas suelen sacar un papelito que leen de forma átona y cuyo discurso serviría también para inaugurar un pantano(4). A pesar de ser más plúmbeos que el cañonero Ponce de León(5), son aplaudidos con entusiasmo ya que son portadores de un valor eterno llamado Presupuesto Público. Los representantes de la Universidad, en cuanto te descuidas te colocan una clase magistral - según ellos- ante el estupor del sufrido público a los que más que magistral les parece un finstro(6).

El público desde sus asientos piensa que los ponentes no se merecen ese lugar destacado y siempre hay alguien que, para demostrarlo, realiza una pregunta comprometedora para la mesa. Algunos utilizan los cuadernos de notas para disimular la hilaridad de su rostro ante las tonterías que se dicen; otros llenan de dibujos el cuaderno para no dormirse, y los hay que, directamente, se duermen.

Las mesas redondas se parecen mucho a las corridas de toros de la Feria de San Isidro, hay que asistir a muchas para ver algo que merezca la pena.

Lula

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(1)El Hotel Ritz, cuyo 50% pertenece desde hace poco a Alicia Koplovitz. Como se puede apreciar su apellido rima con el nombre del hotel, así como sus bolsos coordinan perfectamente con sus zapatos.
(2) Creo que el nombre de cornada se ajusta mejor al resultado del evento.
(3) Para los que no conozcan este comic, es un simpático abuelo que continuamente les cuenta batallitas a sus nietos.
(4) Cuando no saben que decir empiezan con lo vertical y lo horizontal, cuando en realidad su hilo argumental es una maraña total.
(5) Ponce de León, cañonero de 2da. clase, construido en 1895, pesaba 200 toneladas.
(6) Finstro. Palabra puesta de moda por el humorista Chiquito de la Calzada. En alemán, finstro (finstar finster finstre), significa oscuro, tenebroso.